Buen debut en el largometraje de David Martín de los Santos, que narra una dura historia, dramática, pero con la esperanza en el horizonte.
Tiene la película dos partes, por así decir, la primera, la mejor para mi gusto, donde las dos protagonistas se conocen, primero desde el desencuentro y más tarde desde una sincera amistad y compareñismo en medio de sus difíciles situaciones sanitarias.
En esos minutos existe drama pero también humor, con destacables diálogos y una evidente complicidad entre las dos protagonistas. Son momentos ágiles, siempre interesantes.
Más tarde tenemos una historia de búsqueda personal, íntima, donde la protagonista debe encontrarse a sí misma, recomponiendo una vida insatisfactoria.
Estos son minutos más lentos en su ritmo con, creo yo, algunos tiempos muertos, dándose alguna vuelta de más al argumento, que no le beneficia en su frescura narrativa hasta entonces alcanzada.
Con todo, se ve con gusto pues su simplicidad narrativa no oculta el volcán de sentimientos profundos de una mujer valiente, sencilla pero digna.
Brillante (como siempre, pero mejor) la gran Petra Martínez.

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