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España España · Barcelona
Voto de Tombol:
6
Drama Narra la terrible experiencia de Alain Marécaux, agente judicial del caso Outreau, detenido en 2001 junto con su esposa por horrorosos actos de pedofilia que nunca cometió. Esta es la historia del descenso a los infiernos de un hombre inocente frente a un sistema judicial muy injusto e inhumano, la historia de su vida y la de sus familiares aplastados por uno de los mayores abortos involuntarios de la justicia de nuestro tiempo. (FIMAFFINITY) [+]
23 de octubre de 2022
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Si lees la sinopsis y contemplas los 10 primeros minutos de la cinta, ya casi lo has visto todo. Lo demás va a ser un ejercicio de masoquismo visual.
Porque eso, tras los diez o quince primeros minutos, el aporte fílmico es más que escaso. A partir de entonces el interés se centra en ver cómo el protagonista encaja los golpes, igual que un púgil medio noqueado intenta aguantar las embestidas de su envalentonado contrincante.

Por otro lado está el hecho real que se nos da a conocer. Probablemente es un hecho aislado, o al menos seguramente no es habitual... me refiero a la cuestión de los errores judiciales. Probablemente, cuando se hace esta película, es lo que se quiere que pienses. ¿O es que alguien cree que en el cine puedes encontrar crítica profunda sobre el mal intrínseco que habita en las bases de las instituciones estatales occidentales básicos?

La película no pretende salir del hecho documental, se embarra en el sufrimiento del protagonista, para que empatices con él, para que llores su angustia, quiere azuzar tu rabia, más no te va a ofrecer un entendimiento real de la situación.

La situación real es que el aparato judicial está hecho a imagen y semejanza de otros aparatos institucionales del Estado. Eso significa que lo humano ha desaparecido, la idea de justicia solo es un slogan barato, los automatismos judiciales y policiales son un poder triturador de todo aquello que huela a humanidad, el poder de sus funcionarios mandamases (fiscales, jueces, policías) los convierte en seres que encarnan el mal más absoluto, el uso del sentido común o de la razón desapareció hace mucho, las nocividades innatas de nuestras "insuperables" instituciones carecen de la mínima autocrítica para mejorarse o modificarse a mejor.

"Presunto culpable" te lo enseña todo, pero al centrarse tanto en el protagonista, tu estado anímico resultará tan golpeado que no podrás sacar las necesarias conclusiones. Porqué sí, el comisario jefe de la policía es un robot, el policía instructor un malvado, el fiscal un baboso, el juez un inútil, los psicólogos unos vendidos, los funcionarios varios unos seres-nada, su esposa una desgraciada, la denunciante una enferma grave. Pero lo importante no es todo ello, lo importante es ver las nocividades intrínsecas de todo ese sistema jurídico-policial.

Parece que todo queda en el error judicial, pero la película también señala al sistema policial y al sistema carcelario. Dos sistemas de nuestra maravillosa civilización, la más evolucionada, la campeona en la historia. Dos sistemas en los que basamos nuestra tranquilidad, nuestra seguridad. Así nos lo dicen, que el estado de derecho es la garantía de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Que se lo pregunten al bueno de Alain.

Si es igual, una película como Presunto culpable ya no remueve nada. No transforma nada. Sales de la sala, te tomas una cerveza y a otra cosa mariposa. Hace decenios que vivimos anestesiados.

La he puntuado como interesante porque nos sirve como acercamiento a la realidad, porque nos recuerda la naturaleza del mundo en que vivimos. Por lo demás el desarrollo argumental carece del necesario punch. Me dejó mucho más impactado la italiana "En mi propia piel".
Tombol
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