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Présumé coupable

Drama Narra la terrible experiencia de Alain Marécaux, agente judicial del caso Outreau, detenido en 2001 junto con su esposa por horrorosos actos de pedofilia que nunca cometió. Esta es la historia del descenso a los infiernos de un hombre inocente frente a un sistema judicial muy injusto e inhumano, la historia de su vida y la de sus familiares aplastados por uno de los mayores abortos involuntarios de la justicia de nuestro tiempo. (FIMAFFINITY) [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
26 de mayo de 2012
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película denuncia que, a través de un ritmo creciente y un muy acertado estilo narrativo, nos cuenta una historia demoledora que conmueve y nos hace reflexionar sobre la indefensión del individuo ante la sociedad.
Basada en un hecho real que sacudió la opinión pública francesa hace unos años, el filme narra con meticulosidad el calvario emocional y personal al que se ve sometido el incrédulo protagonista queno puede creer que eso le esté sucediendo a él.
Pero el gran acierto de la película es ofrecer un giro en la película que la hace pasar de contar un caso particular a enfrentar al espectador con la fragilidad que él mismo puede sentir como miembro de sociedades en las que todos somos meros peones.
La interpretación de Philippe Torreton es impresionante y la meticulosidad en la narración de los acontecimientos, lejos de provocar frialdad, consigue involucrarnos emocionalmente en el drama de los protagonistas.
En definitiva, un filme sólido, bien concebido que recuerda por momentos al cine denuncia de los años 70 y que vuelve a mostrarnos el buen momento que vive el cine francés, consiguiendo películas de calado y atractivas al público.
Migatoyyo
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4 de septiembre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama judicial basado en hechos reales y que se centra en la figura de Alain Marécaux, un funcionario y padre de familia que fue encausado por un caso de pederastia no probado y por lo cual llegaría a convertirse en uno de los escándalos judiciales más vergonzosos e injustos de la Historia de Francia. Más de ochenta personas se vieron presuntamente implicadas en una red de pederastia que se sorteaba desde los suburbios de donde vivían en la Región norteña de Pais de Calais hasta en Bélgica. Marécaux fue detenido junto con su esposa acusado de cometer abusos sexuales y con una docena de personas más fueron injustamente inculpados por la mano justiciera de Fabrice Burgaud, un joven magistrado que se las daba de impecable superjuez y que comprometió sin embargo a que la Justicia quedara en entredicho por parte de la ciudadanía francesa que no siempre estuvo a la expectativa de un caso que debido a su entramada complejidad iba a por largo.

Fue repentinamente cuando muchos de los acusados fueron absueltos por falta de pruebas. Pero ya habían pagado una pena que no se merecían. Incluso con algún suicidio e intentos por otros de cometerlo. No había pruebas concluyentes en los implicados aunque en su momento Burgaud, con una de las denunciantes, había formalizado un patrón (seguramente porque no quería un “caso Dutruet” galo) construido a base de humo; es decir de una red de mentiras infundadas. Incluso la imaginación inocente de algunos de los niños que declararon señalaron a personas que ni conocían o apenas habían visto en el vecindario. Pero ya era prueba suficiente, sin evidencias físicas, para que Burgaud pusiera así engrasar su maquinaria justiciera.

La película del director Vicent Garenq (que realizó la más amable y agradable “Como los Demás” (Comme les autres, 2008)) se centra en la cuesta debajo del encausado Marécaux (interpretado por Philippe Torreton), llevado a prisión, tomado por loco, separado por su esposa e hijos y relegado de sus cargo como agente judicial,… En fin expuesto a la ruina personal y profesional por unos comentarios infundados.

Garenq no convierte la película en un tratado sobre victimismo sino en una denuncia del Sistema judicial que atrapa a un hombre corriente, de la noche a la mañana, en mitad de un laberinto sin fin.
Natxo Borràs
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16 de junio de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho más cercana al cine denuncia de Costa Gavras que al cine que se hace en nuestra patria sobre casos reales, los vecinos vuelven a sacarnos los colores tratando un caso indignante famoso en Francia en el que un matrimonio normal y corriente, felices y padres de tres hijos, es acusado de pedofilia, violación de menores, bestialismo y demás barbaridades.
Acompañado por la brillante interpretación de su protagonista que pone el vello de punta, no cae en ni un solo momento de sensiblería. Es una película autocrítica en ese aspecto, no sólo denuncia los errores de un sistema judicial vergonzoso sino la plasmación fílmica de esos casos.
Recomendable por completo.
Lo mejor: Dirección objetiva, rápida y cruel, como merece. Interpretaciones asombrosas.
Lo peor: La envidia que debería darnos la valentía del cine vecino.
javieritos
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24 de marzo de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alain Marécaux es un agente judicial de éxito casado y con tres hijos. Una noche una patrulla policial irrumpe en su casa con una orden para detenerlo: junto a su mujer, está acusado de haber violado a menores de edad en Francia y en Bélgica, de formar parte de una red de pornografía infantil por internet y de haber abusado presuntamente de sus retoños. Présumé coupable es su historia, la crónica de un error judicial que lleva Alain a la cárcel, a la soledad de los furgones policiales, a la violencia de interrogatorios y juicios, y a la desesperación más absoluta, representada al final de la película en forma de una huelga de hambre.

Présumé coupable, al exponer el calvario de un hombre corriente, nos obliga a plantearnos la fragilidad del hombre moderno que confía en la ley y que no es defendido por los encargados de impartir justicia. La historia real de uno de los escándalos más sonados de la crónica social gala, y en lo cinematográfico un drama muy medido y un thriller bien contado, excelentemente interpretado por Philippe Torreton. Lo más fascinante es que un material existente (la película se basa en los diarios que escribió el verdadero Alain Marécaux en la cárcel) haya dado como resultado una cinta muy sólida que esquiva los sensacionalismos y las sensiblerías de las películas basadas en un caso real, y en este caso sumamente mediático en su país de origen. Una propuesta muy interesante, incluso notable si tenemos en cuenta que en España los episodios más sonados de nuestra crónica negra acaban siendo la excusa de telefilms poco fieles con los hechos de base y nada dotados en lo cinematográfico.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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23 de octubre de 2022
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Si lees la sinopsis y contemplas los 10 primeros minutos de la cinta, ya casi lo has visto todo. Lo demás va a ser un ejercicio de masoquismo visual.
Porque eso, tras los diez o quince primeros minutos, el aporte fílmico es más que escaso. A partir de entonces el interés se centra en ver cómo el protagonista encaja los golpes, igual que un púgil medio noqueado intenta aguantar las embestidas de su envalentonado contrincante.

Por otro lado está el hecho real que se nos da a conocer. Probablemente es un hecho aislado, o al menos seguramente no es habitual... me refiero a la cuestión de los errores judiciales. Probablemente, cuando se hace esta película, es lo que se quiere que pienses. ¿O es que alguien cree que en el cine puedes encontrar crítica profunda sobre el mal intrínseco que habita en las bases de las instituciones estatales occidentales básicos?

La película no pretende salir del hecho documental, se embarra en el sufrimiento del protagonista, para que empatices con él, para que llores su angustia, quiere azuzar tu rabia, más no te va a ofrecer un entendimiento real de la situación.

La situación real es que el aparato judicial está hecho a imagen y semejanza de otros aparatos institucionales del Estado. Eso significa que lo humano ha desaparecido, la idea de justicia solo es un slogan barato, los automatismos judiciales y policiales son un poder triturador de todo aquello que huela a humanidad, el poder de sus funcionarios mandamases (fiscales, jueces, policías) los convierte en seres que encarnan el mal más absoluto, el uso del sentido común o de la razón desapareció hace mucho, las nocividades innatas de nuestras "insuperables" instituciones carecen de la mínima autocrítica para mejorarse o modificarse a mejor.

"Presunto culpable" te lo enseña todo, pero al centrarse tanto en el protagonista, tu estado anímico resultará tan golpeado que no podrás sacar las necesarias conclusiones. Porqué sí, el comisario jefe de la policía es un robot, el policía instructor un malvado, el fiscal un baboso, el juez un inútil, los psicólogos unos vendidos, los funcionarios varios unos seres-nada, su esposa una desgraciada, la denunciante una enferma grave. Pero lo importante no es todo ello, lo importante es ver las nocividades intrínsecas de todo ese sistema jurídico-policial.

Parece que todo queda en el error judicial, pero la película también señala al sistema policial y al sistema carcelario. Dos sistemas de nuestra maravillosa civilización, la más evolucionada, la campeona en la historia. Dos sistemas en los que basamos nuestra tranquilidad, nuestra seguridad. Así nos lo dicen, que el estado de derecho es la garantía de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Que se lo pregunten al bueno de Alain.

Si es igual, una película como Presunto culpable ya no remueve nada. No transforma nada. Sales de la sala, te tomas una cerveza y a otra cosa mariposa. Hace decenios que vivimos anestesiados.

La he puntuado como interesante porque nos sirve como acercamiento a la realidad, porque nos recuerda la naturaleza del mundo en que vivimos. Por lo demás el desarrollo argumental carece del necesario punch. Me dejó mucho más impactado la italiana "En mi propia piel".
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