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España España · Barcelona
Voto de Tombol:
7
Western. Romance James McKay (Peck), un capitán de navío retirado, viaja desde el Este a las vastas llanuras de Texas para casarse con Pat Terrill (Baker), la hija de un rico ganadero. El choque entre McKay, hombre pacífico, culto y educado, y los violentos y toscos rancheros es inevitable. No sólo tendrá que enfrentarse con el capataz Steve Leech (Heston), sino que incluso su novia se sentirá decepcionada por su comportamiento. Mientras tanto, el padre ... [+]
22 de diciembre de 2023
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Definitivamente puedo determinar qué elementos son los que en más alta estima tengo de una película: Son dos cosas, particularmente; la primera, lo que yo llamaría "el elemento humano"; y la segunda, el guion.

LO HUMANO: Es difícil definirlo, de hecho, parece que cada época histórica le da un contenido particular. Es por eso que, en parte, la intuición nos puede ayudar a su identificación. En cualquier caso, en una primera aproximación, podríamos decir que lo humano contiene fortaleza interior, paciencia, valentía, autodominio, honestidad, humildad, empatía, belleza. Y son estos valores los que he encontrado en la cinta, quizás por momentos de forma desigual, pero ahí están.

Gregory Peck es quien más encarna esos valores. Debo reconocer que al principio sus modales se me hacían algo cargantes, su figura me recordaba al típico intelectual aristocrático que se cree más listo que todos los habitantes del pueblo, a los que considera unos tarugos. Pero con el avanzar de la cinta me fue ganando el personaje que interpreta, McCay. Hay gente por aquí que lo considera un estafador, un personaje falso. A mí finalmente sí me convenció, es un personaje algo atípico, muy sereno, quizás demasiado perfecto. Qué le vamos a hacer, resulta algo difícil de entender (pero no imposible), me resultó muy satisfactoria la esencia de su personaje. Es un personaje que no es un cobarde, pero tiene su forma de hacer las cosas. No me resultó un tipo contradictorio, el hacer las cosas alejado del gentío podría ser una forma personal de libertad interior.

En el pueblo, sus habitantes, encarnan también ciertos valores, como el honor y la valentía. El problema que tienen es que cargan con demasiado odio, eso distorsiona todo lo que piensan y hacen.

No puedo dejar de destacar las tomas cinematográficas de las miradas de los personajes que se hacían en el cine de aquellos años. Wyler es un exponente de ello, su capacidad de recoger esas miradas, de mantener las escenas para recoger fabulosamente la energía que se desprendía en algunos momentos. Fabulosos los sentimientos que desprenden los cinco o seis principales intérpretes, particularmente las mujeres. También ahí se concentra una forma de amor, de emoción, que prácticamente se ha perdido en el cine de hoy día.

EL GUION: A pesar de ciertos "defectillos", de algunas escenas que anidan en el sinsentido, el conjunto de todo el cuadro me ha resultado logrado. El esqueleto se mantiene, independientemente de varias taras que lesionan ciertas resoluciones argumentales. Es posible también que Wyler haya estirado en exceso algunas escenas. Con todo, lo positivo brilla demasiado como para considerar más de la cuenta lo que desluce.

Es una delicia contemplar filmes con la luminosidad y amplitud fotográfica de esta categoría. Ese respirar de la cinta, sin apresuramientos, con intensidad. Ese modo de vida, esa época, en que la vida y la muerte parecían ir siempre de la mano, de esa forma tan orgánica. Ese aire con olor a libertad, en parte posiblemente gracias a la ausencia de aparatos coercitivos convencionales (sherif, ejército, policías).

El bien y el mal incrustados en el alma humana. Los que mandan y los que obedecen. Intentar discernir un poco más allá. El dolor de los padres con los hijos desaprovechados. Una mujer con sensibilidad, sin odio, firme y delicada a la vez. El orgullo de los hombres. El decir las cosas a la cara, con el gesto sereno. La corrupción humana que provoca el poder. El servilismo de tantos. La dignidad Vs estupidez.

Puede que me cogiera el día "blando". Al final, me han ganado esos momentos con una presencia majestuosa, de Peck, Simmons, el mismo Heston. Y con el recuerdo de esos valores, hoy casi extinguidos, hoy totalmente ninguneados. Un 7,6.
Tombol
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