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España España · Barcelona
Voto de Tombol:
7
Drama Tomek es un joven de 19 años que vive obsesionado con Magda, una mujer treintañera a la que espía cada tarde con unos prismáticos. Ella es una mujer liberal y sin prejuicios que invita a su casa a muchos hombres. Tomek, celoso, decide trabajar como repartidor de leche para interrumpir sus citas amorosas... Esta película pertenece a la serie "Decálogo". (FILMAFFINITY)
26 de julio de 2022
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No entiendo el título que se puso en la traducción española, ni tengo ganas de entenderlo, en cualquier caso no cabe duda que es de lo más desafortunado.

El supuesto de Kieslowski hay que enmarcarlo en la época en que vivimos, en concreto en la época que vivía Polonia en aquellos años, con sus circunstancias, con su modo de vida.

Lo más interesante lo podemos encontrar en que la cinta permite ahondar en las pulsiones más profundas de los humanos, de ambos sexos, pulsiones referentes a una atracción que podríamos definir como amorosa.

La película parte de la atracción que siente el protagonista Tomek hacia su vecina Magda; en esa atracción Tomek trata de llenarse de objetos o vivencias de aquella, lo que le lleva a tomar comportamientos algo obsesivos e incluso psicopáticos, pero el germen es una pulsión natural.

En el mundo moderno, en el que el solipsismo y el individualismo y el aislacionismo son el terreno abonado (obsérvense los representativos edificios grises), las relaciones entre personas ya están adulteradas de por sí, es por eso que un amor que no busca nada no tiene cabida en ese mundo.

El amor de Tomek es un amor sensible, quizás hasta afectado, pero no tiene maldad, es el primer amor. Cuando hablamos de amor hablamos de atracción, de erotismo, de magnetismo personal.

El personaje de Magda acaba entendiéndolo, por eso se rinde a él. Una mujer con experiencia ya no espera encontrarse con un hombre así, ni lo conoce ni lo ha conocido.

Es raro hallar una película que muestre la sensibilidad y la vulnerabilidad de lo masculino, y hoy día menos. Pero aquí lo tenemos, sin palabras ni escenas estridentes.

Quizás sea difícil creerse que una situación como la que se muestra pueda darse en la realidad, pero la delicadeza con que expone Kieslowsky hace no lo veamos todo tan extraño.

El erotismo (comportamientos o cortejos entre los sexos) está en vías de extinción, o quizás ha desaparecido ya. Su desaparición lleva a acciones anormales, a relaciones anormales, a los encuentros entre hombre y mujer adulterados y llenos de confusión. Es uno de los resultados de las políticas de género tan en boga desde hace años.

Nos hemos creído el centro del universo, pero lo central de nuestra especie (nuclearmente la pareja hombre-mujer) está resquebrajada y apunta a destrucción total. Urge reconstruir la confianza y la naturalidad entre los sexos antes de que el sistema globalista lo convierta todo en herrumbre galáctica.


Película de argumento sencillo pero con finas aristas en su confección. Un 7,4.
Tombol
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