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España España · Málaga
Voto de JGC:
6
Drama. Comedia En París, las cosas no comienzan bien para Yoav. Un joven israelí que llega a la capital francesa con grandes expectativas, decidido a deshacerse de su nacionalidad lo más rápido posible. Para él, ser israelí es como un tumor que debe ser extirpado. Convertirse en francés, por otra parte, simplemente significaría su salvación. Para borrar sus orígenes, Yoav primero decide no hablar una sola palabra de hebreo. El diccionario se convierte ... [+]
14 de febrero de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué define nuestra identidad? Lo que somos, lo que creemos ser, ¿es algo dado? ¿es algo por crear y definir? ¿O, por el contrario, somos rehenes de raíces profundamente enterradas en un suelo que reparte aleatoriedad a cada nuevo usuario que aparece en este planeta?

Los seres humanos tenemos la capacidad de comunicarnos. Para eso existe el lenguaje. El lenguaje define lo que nos decimos ante los demás y lo que nos dicen ellos. Todo se puede expresar, hasta el sinsentido. Hasta el arte más abstracto tiene como base el lenguaje. Por mucho que se observe un cuadro destinado a no ser entendido, por muy intensa que sea la sensación particular que nos invada al hacerlo, automáticamente se traduce en palabras. Se puede definir con una mera combinación de sonidos y silencios enlazados de forma que logramos transmitir un concepto ya instalado en nuestra psique colectiva.

¿Hablar un idioma nos hace más ciudadanos de un país aunque no hayamos nacido en él? ¿Saber su historia, incluso, datos insignificantes? ¿Que me sepa la letra del himno nacional de Colombia me posiciona en ventaja para ser más colombiano?

Me hacía estas preguntas mientras visionaba Sinónimos. La ganadora del Festival de Berlín en 2019. En dicho festival siempre premian a películas singulares. Imperfectas. Touch me not (2018) es una experiencia sensorial, tras verla sabes que puede ser mejor, pero algo por dentro se ha movido. Ya no tienes todos los muebles en su sitio tras verla. Valió la pena.

Sinónimos, siguiendo la estela de impureza, va renqueando desde el minuto uno, cámara en mano. Escenas que no aportan nada. La historia en origen es interesante, pero en destino acaba desaprovechada. Y no se sabe para qué. A veces se prioriza más un aspecto en detrimento de otra. En Sinónimos no logro ver por qué se decantaron. El guión es bastante simple, no logra golpear al espectador. No logra plasmar las tremendas contradicciones que se preveían. Un israelí judio, valga la redundancia, huye de Israel a Francia. El país de la libertad. Empieza por aprender el lenguaje. Obsesionado por las palabras, creyendo que eso le dará puntos para su ciudadanía. Aunque se niega a volver a usar el hebrero lo irónico es que se llama Yoav. Y decir tu nombre es el inicio de cualquier presentación. Conoce a una pareja de jóvenes burgueses y usando su francés traslada parte de su pasado, a cuenta gotas, por mucho que asegure de tener mil historias. Como vemos, el lenguaje también ayuda a formar un pasado. Este sí se puede recrear. Quien reniega de una parte de su ser está condenado a no encontrar cobijo en ningún lugar del cielo. Una vez que se huye, se puede repetir cien veces más. A la mínima que no se sientes cómodo en un lugar, pues puedes probar en otro creyendo haber encontrado un nuevo magnífico lugar. Un lugar donde, ahora sí, te mereces estar.

En bastantes sitios está catalogada como comedia. Por mucho lenguaje que usen, nadie, ni nunca, me va a hacer entender eso. La comedia en sí es que nos la vendan como una comedia.

https://serycine.wordpress.com/
JGC
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