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España España · Málaga
Voto de JGC:
8
Drama. Comedia Principios del siglo XVIII. Inglaterra está en guerra contra Francia. Una reina debilitada, Anne (Olivia Colman), ocupa el trono, mientras que su amiga Lady Sarah (Rachel Weisz) gobierna en la práctica el país en su lugar, debido al precario estado de salud y al carácter inestable de la monarca. Cuando una nueva sirvienta, Abigail (Emma Stone), aparece en palacio, su encanto seduce a Sarah. Esta ayuda a Abigail, la cual ve una ... [+]
20 de enero de 2019
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Domingo, 17:30 de la tarde. Lleno absoluto en el Cine Albéniz de Málaga para ver La favorita, de Yorgos Lanthimos. No había visto nada igual desde que vivo en esta ciudad (año y medio ya de relación sentimental con Albéniz).

¿Quién demónios es ese tal Lanthimos que ha conseguido llenar cines en la era de las series infinitas en Netflix y sucedáneos con una película de época? Suena a somnífero. Pues el profeta en el desierto es un griego. El hijo pródigo del cine occidental, capaz de gustar a los sectores más comerciales cómo a los más cinéfilos puritanos.

Para mí Lanthimos es algo personal: lo descubrí de erasmus, allá por el 2010-2011, con Canino. Me dejó debastado. Luego, también vi Dogville de Lars Von Trier. Ambas hicieron que recobrase interés por el cine, hastiado de los blockbusters que Hollywood exporta sin cesar. El cine era arte. Se ponía en manos de artesanos con algo que decir. Cine que golpea tus sesos pero sin abandonar la buena técnica. Por ello, entenderán, me estoy explayando aquí.

Volviendo al tema que nos trae en la entrada (La favorita), el cine de Lanthimos siempre había sido un cine de atmósferas. Sociedades cerradas. Sociedades inventadas por el director para que sus protagonistas imperfectos pudieran sobrevivir en el ecosistema creado. Sus películas tienen ese sello (desde Kinetta hasta Langosta). Luego, vino el Sacrificio de un ciervo sagrado (2017) que no planteaba un escenario, sino un drama dónde el poder de decisión era desgarrador. Pocas películas me han dejado en un estado de shock al salir del cine cómo me dejó ésta última (otra también fue Climax, de Gaspar Noé).

En La favorita el guión le viene dado a Lanthimos. Por primera vez él no ha creado la historia junto con su compañero Efthymis Filippou. Es una historia de salones, pelucas y chismorreos de una corte. A priori, parecía que Lanthimos también se iba a poner un corsé, como sus actrices en el film.

Nada más lejos de la realidad, la película es un derroche de prodigio técnico. Atención a cómo se usan los planos desde abajo en los salones para agrandar los egos menos con la reina. O el uso de la música para avisar de que vienen traiciones. La forma de mover (o no) la cámara en vez de usar otra desde otro enfoque. De actuaciones entregadas aunque la historia en sí nos sea ajena a todos en pleno 2019. Porque, en el fondo, es una historia de poder. La búsqueda de éste, la lucha por él y el instinto de mantenerlo a toda costa.

En definitiva; otro éxito del griego. El hijo pródigo lo ha vuelto a hacer, justo antes de que L’enfant terrible (Lars Von Trier) nos vuelvan a nockear con su La casa de Jack el fin de semana que viene. El griego, poco a poco, ladrillo a ladrillo de celulóide va labrando una filmografía contundente y llena de virtuosismo.

¿Quién dice que el cine está muerto? Quizás alguien al que le falta talento.

https://serycine.wordpress.com/
JGC
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