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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
7
Drama Tras ser abandonada por su amante, una mujer se convierte en la figura principal de un club nocturno en decadencia; después tratará de olvidar su pasado embarcándose con destino a Mandalay. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha gustado mucho. Muchísimo.
Siempre encuentro ciertos elementos de fascinación en estos films precode, aunque disten mucho de ser perfectos, por la escabrosidad que aplicaban en el tratamiento de ciertos temas y por el sentido moral justiciero con la que planeaban y justificaban toda clase de actos amorales que el estricto código vetaría meses después, considerando ésta película en particular, especialmente subversiva y peligrosa, ustedes verán por qué si la ven al completo. Los espectadores podríamos salir convencidos de que ante la tesitura de elegir entre justicia y ley, siempre ha de prevalecer la justicia. Un mensaje bastante peligroso si ustedes lo analizan bien.
De la mano de ese grandísimo director, Michael Curtiz, este vehículo al servicio de la olvidada Kay Francis (actriz que estoy descubriendo ahora y me está gustando mucho), con Ricardo Cortez en un magnífico y antipático papel, la acción da comienzo en la exótica ciudad de Rangún.
Cortez es un exiliado contrabandista de armas que forma pareja con Francis, una mujer que ignora cualquier pasado o futuro. Es una mujer enamorada y no quiere ver más allá de su realidad presente.
Una ceguera momentánea y parcial que le va a salir muy cara cuando su pareja entre en tratos con Nick (Warner Oland) un oscuro trapichero dueño de los negocios turbios de la ciudad y del mejor local de alterne, que se encaprichará de Francis y querrá atraerla hacia su negocio por lo que la solicitará como contrapartida a cambio de un cargamento de armas.
Cortez no se lo pensará dos veces, el cabrón, y la dejará allí plantada, vendida como buen chuloputas. Trata de blancas en toda regla.
Francis o se mata o se sobrepone. Aconsejada por "la condesa" escoge la segunda opción. La inteligencia y el poder sexual unidos supone una buena baza contra el poder de todos aquellos hombres lujuriosos por lo que la partida se pondrá en marcha.
En este aspecto esta cinta recuerda vagamente a aquella otra precode "Carita de ángel" donde la protagonista Stanwick también escogía aprovechar sus encantos para pisotear en vez de ser pisoteada.
Va a ser bonito ver la escena del salón repleto con Kay Francis luciendo esplendorosa, magníficamente engalanada de la cabeza a los pies con vestuario de Orri Kelly (el mismo que vistió a Davis en Jezabel o a Marilyn en Con faldas y a lo loco). Realmente, van a ser una serie de escenas muy significativas e ilustrativas del descenso a los infiernos de Kay y bastante inquietantes.
Luego, la película toma otros derroteros cuando Kay consigue, por fin, salir de la ciudad (va a ser también muy interesante la manera de lograrlo) y embarcar a bordo de un barco que se dirige a Mandalay, su liberación.
Ahí la película se transforma, se aquieta, da comienzo a una nueva relación más melodramática cuando conozca al alcohólico doctor (Lyle Talbot) y parece adquirir un tono más penitente, más de búsqueda de redención y es posible que la trama pierda momentáneamente interés pero no dura mucho tiempo. Una sorpresa aguarda y un nuevo conflicto pone entre la espada y la pared a nuestra protagonista, para concluir con un final que, bueno, eso lo deberán juzgar ustedes.
Es una película menor de Curtiz, eso no lo pongo en duda. Pero que se nota el buen hacer del maestro húngaro y su dominio del medio tampoco se puede negar. Curiosa, atrayente y especial.
Izeta
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