Seco, áspero y profundo drama ambientado en los años de la Gran Depresión americana, basado en la novela de el poeta de los bajos fondos, como le citaba un entusiasta seguidor, Nelson Algren " Un paseo por el lado salvaje", llevado al cine por Edward Dmytryk en 1962. Fue una película que causó un considerable escándalo en su momento, más que nada por la temática de su argumento en el que nos hablan de la prostitución, lesbianismo, trata de menores, obsesiones y amores no correspondidos.
No he tenido ocasión de leer la novela que debe ser, por lo que dicen, muy rotunda y sórdida.
Pero la película vista hoy en día, aunque resulta muy interesante, está ya muy superada.
Laurence Harvey es un muchacho que viaja en dirección a Nueva Orleans en busca del amor perdido al que no ve desde hace tres años.
En el viaje conoce a Jane Fonda, una jovencita que se ha fugado de su casa y a la que cualquier situación que esté por venir, le parece mejor que el que deja atrás.
Viajarán de polizones en un mercancías hasta llegar a las afueras de Nueva Orleans, donde se separarán en un viejo café regentado por una joven viuda ( Anne Baxter).
Trabajará allí unos días hasta que consigue localizar la dirección de su novia ( Capucine), sólo para descubrir que trabaja en un burdel, regentado por una dominante y poderosa mujer ( Barbara Stanwyck).
Harvey, cual ángel redentor, ( los paralelismos con capítulos bíblicos son abundantes en esta cinta), intentará redimirla pero los gatos salvajes se lo impedirán.
Como drama está muy bien, pero hay cosas que no me han gustado.
Para empezar, los personajes protagonistas. Harvey y Capucine me resultan de lo más soso. Son fríos y poco expresivos, no suscitan ninguna emoción ni mucho menos, simpatía. Si tengo que elegir me quedo con mucho con todos los demás personajes.
Jane Fonda hace en esta película un papel exquisito. La locuela e inconsciente adolescente llena de erotismo e ignorancia, que se tira de cabeza al pozo sin saber la profundidad que tiene, está muy bien dibujado e interpretado por la actriz.
Anne Baxter. Otra gran actriz que en su pequeño papel, deja perfectamente delineada su personalidad y anhelos.
Barbara Stanwyck. La gata negra, dueña del callejón, dominante y posesiva que no va a permitir de ningún modo que su gran amor la abandone.
Karl Swenson en otro pequeño pero perturbador papel que contribuye al clima enfermizo de la trama.
Creo que estos personajes son los que dan valor a la película, además por supuesto de la música de Elmer Bernstein y la fotografía en ese blanco y negro que realza el dramatismo del film.
Pero lo dicho. Esa censura que Dmytryk se vió obligado a sortear y la mala elección, en mi opinión, de la pareja protagonista, hacen que esta película, perdido ya su poder de escándalo, se quede como un estimable e interesante drama pero lejos de las obras maestras.
No puedo dejar de mencionar, como todos los usuarios lo hacen, la simbología de los títulos de crédito, que realmente es un hallazgo y hacen que el espectador se los coma de principio a fin. Es realmente una metáfora muy hermosa.