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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
8
Bélico. Drama II Guerra Mundial: la guerra del Pacífico. "Rick" Richardson (Clark Gable) es un duro y abnegado oficial de Marina cuyo único propósito es encontrar y eliminar a un destructor japonés al que cree responsable del hundimiento de su barco. Cuando asume el mando de un nuevo submarino, con un vigilante primer oficial (Burt Lancaster), entrena a sus hombres de manera tan implacable que casi provoca un motín. (FILMAFFINITY)
30 de julio de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas de submarinos siempre gozan de bastante poder de atracción para el público ya que reúnen en su interior muchos de los elementos que los espectadores siempre han disfrutado:
-Una situación límite y peligrosa, normalmente, en un contexto de guerra.
Es que, claro, si te meten dentro de un submarino, no va a ser para organizar un baile aunque el cine también se las ha apañado para ofrecernos algunas estupendas comedias dentro de ese marco.
-Un paisaje inhóspito, temible e inaccesible; el fondo del mar.
Yo no sé ustedes, pero yo cada vez que veo una película de este estilo, me paso todo el metraje mirando la escotilla para asegurarme de que cierra bien y el agua no se filtra. Siempre me ha dado pánico que cualquier avería inunde el tupperware y la carne que hay dentro se eche a perder.
-Una sensación claustrofóbica, agobiante y sin salida.
Ahí no puedes decir en cualquier momento- "salgo a tomar el fresco" porque te moleste la nariz de tu compañero clavada en tu cuello. Ahí vives como si fueras una pegatina con otras doscientas pegatinas más, pierdes tu espacio y tu ser, ya no sabes donde termina tu culo y comienza el de tu compañero. ¿Se imaginan vivir así?.
- Un espacio limitado para muchos dramas personales.
Como los personajes no se van a escapar, nos fijaremos mucho en ellos. Ahí no hay paisajes que nos distraigan como no sea observar cómo están dispuestas las literas en las que duermen, que parecen una torre del Lego montadas unas sobre otras.
Y naturalmente, el conflicto, que en el caso de esta película es externo e interno. Éramos pocos y parió la abuela.

Con un argumento bastante atractivo que bebe mucho de la historia de Moby Dick, nos presentan a un capitán superviviente de un submarino (Clark Gable) que es torpedeado y hundido por un destructor y, a raíz de ello, destinado a las oficinas durante el servicio.
Sin embargo, no podrá evitar obsesionarse con ello y cuando se entere que otro submarino destinado a esas aguas tiene libre la vacante de capitán, correrá a solicitar el puesto, lo que causará un profundo malestar en el segundo oficial de ese submarino (Burt Lancaster) que ya se veía promovido para el ascenso y considerará que Gable le ha jugado una mala pasada robándole el cargo.
Esta antipatía mutua inicial entre las dos cabezas visibles de la embarcación se tornará aún más enconada cuando Lancaster comience a sospechar que su capitán no parece querer guiarse por las órdenes recibidas desde el cuartel y que parece haber emprendido una cruzada obsesiva particular que puede poner en peligro a toda la tripulación.
La eficacia de Robert Wise en la dirección nos va a ofrecer un drama excelentemente presentado, quizá algo previsible pero muy bien llevado. Ritmo impecable, buenas escenas de tensión, acciones verosímiles y buena descripción de la vida en el submarino.
Ese lenguaje técnico de los oficiales sobre las maniobras a realizar hacen que te pierdas un poco pero es imprescindible para otorgarle credibilidad a las escenas.
Y las batallas que veremos están muy bien relatadas y resultan emocionantes. No se echan de menos más efectos especiales, los que hay bastan y sobran para otorgar dramatismo al film. Sean audaces y !Avanti con la película!.!Inmersión, inmersión!.
Izeta
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