Bella película, técnicamente muy bien hecha, que narra las vicisitudes de una niña, desde que la venden sus padres, hasta que llega a convertirse en una de las más famosas geishas de Japón. De buena factura y muy emotiva, ha suscitado mi interés, por la idealización que se hace de esa figura misteriosa y secreta llamada geisha, que a mí me produce escalofríos. por esa sublimación que se hace de la figura de la mujer, ( se le llama obra de arte en movimiento ), la cual tiene que someterse a toda clase de sacrificios, incluida la anulación de todo lo que hace humana a una persona ( emociones, afectos, raciocinio ), para conseguir la adoración suprema del hombre. No, señores, a la mujer no hay que adorarla, no hay que sublimarla, no hay peor forma de machismo que esa. A la mujer hay que amarla, respetarla, tenerla como compañera a nuestro lado. Nunca creáis las mujeres, si un hombre os adora, que eso está bien. Siempre ha sido la manera más elegante que han tenido los hombres para librarse de ellas. Por eso puedo decir, básicamente, que esta película es muy interesante, porque, a pesar de que las geishas supusieron una obra de arte, es un arte que, afortunadamente, lo hemos cambiado por otro. El reconocimiento de la mujer en su forma más natural y verdadera. Vamos a amarlas un poco más y a adorarlas un poco menos.HERMOSA Y TRISTE A LA VEZ.