Interesante producción, inusualmente tratado, pero que nos ofrece un punto de vista diferente a lo que estamos acostumbrados acerca de ese periodo histórico que fue los inicios de la Revolución china.
En 1926, después de la caída del imperio chino, el país trataba de unificarse y el pueblo, que sufría hambre y opresión por parte de los estamentos militares corruptos que gobernaban las regiones y por parte de los países extranjeros que defendían sus intereses y propiedades en aquel país, se dividían en nacionalistas y comunistas y estaban al borde de la guerra civil.
El San Pablo, era un pequeño cañonero que patrullaba por el río y cuya misión era la de proteger a los ciudadanos americanos, sin inmiscuirse en los problemas de los chinos.
Steve McQueen es un marino, solitario y desencantado, poco interesado en la Armada y sus guerras, cuyo único interés, es hacer su trabajo como jefe de máquinas del barco.
En el San Pablo, conocerá a Frenchy ( Richard Attenborough), único hombre de la tripulación con quien congeniará, pero se encontrará con un capitán con ansias de gloria y amor por la patria, que maneja ese pequeño cañonero, como si de una fragata se tratase.
Estos marinos ( todos muy bien dibujados), no tienen nada mejor que hacer que frecuentar el prostíbulo de la ciudad donde Frenchy, se enamorará de una joven china que por una deuda, tiene que vender su virginidad.
También McQueen se enamorará de una maestra misionera que, al igual que él, no cree en guerras ni banderas pero los acontecimientos se precipitarán y tendrán que tratar de sobrevivir.
Película muy interesante, aunque muy larga y de argumento un poco confuso. Es inusual ya que no nos presentan personajes por los cuales tomar partido, ya que todos tienen sus razones para actuar así y al mismo tiempo, todos se comportan con egoísmo.
El director en su afán por mostrar un sesgo pacifista, no nos deja decantarnos por ningún personaje y el resultado, es un film muy interesante pero incómodo. No estamos acostumbrados al claroscuro de los personajes.