! Ahh, casi, casi!.
Cuando he empezado a ver esta película he pensado: " Esta es de las mías" y me he repatingado cómodamente en el sofá pensando que me encontraba ante otro magnífico ejemplo de comedia screwball que me iba a proporcionar un par de felices horas.
Pero qué va. ! Qué pena!. ! Con la punta que se le podría haber sacado a este argumento!.
La acción se sitúa en Budapest a principios del siglo XX.. El primer ministro, miembro de la nobleza y fiel representante del partido conservador vive cómodamente en su castillo ancestral junto a su familia, cómodamente asistido por su fiel mayordomo ( William Powell), también miembro de toda una generación de mayordomos dedicados a la servidumbre de esa noble casa.
Todo parece ir genial.
El país no puede vivir sin el primer ministro y el primer ministro no puede vivir sin su mayordomo.
Son las elecciones al parlamento y los socialistas presentan sus diputados electos.
La familia del primer ministro sufrirá un duro golpe cuando oigan por la radio el nombre de su mayordomo siendo nombrado diputado por el partido socialista.
! Traición!. ¿Cómo nos va a hacer la oposición nuestro propio mayordomo?.
La película no explota con fiereza todo lo que podría preverse de tal argumento. Prefiere inclinarse por derroteros más románticos y, aunque no se le puede negar algunos puntos bien enfocados ( el primer ministro y su esposa me gustan mucho), deviene en una comedia dulce y amorosa que destroza por completo lo que, en principio, prometía.
Noble y criado antagonistas políticos. Imaginaros qué juego podría haber dado la cosa.
Nada, nada. Un par de chistes a tal efecto y a otra cosa mariposa.
La película se queda en una correcta y previsible comedia romántica de pocas sorpresas y un par de buenos chistes que va perdiendo gas a medida que se acerca su final. Llevadera, sin más.