Ni soy especialmente aficionado a las películas bélicas ni mucho menos conocedor de la II Guerra Mundial ni de sus acontecimientos históricos.
Pero tengo que decir que he disfrutado intensamente de esta película, narrado casi como si fuera un documental, aunque dejan sitio para la dramatización en sus justas dosis, en el que nos ofrecen el relato pormenorizado de la localización y hundimiento del acorazado Bismarck, uno de los más mortíferos e indestructibles barcos de guerra alemanes, prodigio de la ingeniería y la mayor amenaza de la flota naval británica y que daría a los británicos una de sus más sonadas victorias, cambiando el curso de la guerra.
No tengo ni idea de qué opinarán los entendidos en el tema acerca de esta película ni si la juzgarán fidedigna con respecto a los hechos que acontecieron.
Yo sólo sé que me ha parecido muy interesante desde el principio hasta el final. Desde que uno de los oficiales es nombrado jefe de estrategia militar de la flota naval y ha de medirse con el almirante alemán que comanda el acorazado que ha sido avistado dirigiéndose hacia el Atlántico Norte, en un rumbo que hay que interceptar a cualquier precio ya que, una vez en mar abierto, sería imposible localizarle y representaría una gran amenaza para todos los barcos británicos desperdigados por allí.
Las estrategias militares, las batallas navales, las primeras y horrorosas derrotas que sufren los barcos ingleses, la desmoralización por las bajas sufridas, la euforia de los alemanes que se saben tecnológicamente más fuertes, los dramas personales..., todo se conjuga para ofrecer al público profano un buen relato tensionado de los hechos, no sé si con licencias o no, pero magníficamente contado, que hacen que el público de a pie podamos recrearnos en uno de aquellos estremecedores momentos que pasarían a la posteridad.
La única pega que le pongo a esta película es una cierta exageración del espíritu del almirante alemán que nos es presentado como el típico arrogante fanático nazi señalándonos que es su complejo de superioridad la causante de su derrota. A lo mejor es verdad pero, no sé por qué, yo lo pongo en duda. Dudo mucho que esos altos mandos alemanes, por muy fanáticos que fuesen, se dejaran arrastrar por sus emociones o vanidades a la hora de tomar decisiones. Digo yo que estarían muy bien preparados en cuanto a eso y creo, más bien, que la suma de factores como pueden ser acertar en las estrategias y el cálculo de riesgos y medir bien las debilidades del enemigo, son razones más plausibles para obtener la victoria. Pero hablo sin saber así que no me hagan caso. De todos modos recomiendo mucho esta película. Tanto si sois aficionados como si no.