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Voto de Izeta:
7
6,5
402
Comedia
Stew Smith (Robert Williams) es un singular periodista que se caracteriza por su notable lucidez y sarcasmo. Absolutamente abstraído en su trabajo, es enviado por su jefe a la mansión de los Schuyler para ratificar cierta historia relacionada con Michael (Don Dillaway), el hijo de la familia, que ha tenido que pagar para desembarazarse de una desaprensiva amante, aunque ésta pretende chantajearlo con unas cartas de amor... (FILMAFFINITY) [+]
27 de junio de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las primeras películas donde se esboza y se empieza a dar forma a ese grandioso subgénero de la comedia americana que llamamos " screwball comedy".
Aunque a ésta todavía le faltan muchos pulidos que luego, el perfeccionamiento de los mismos nos regalaría auténticas joyas, no he podido evitar quedarme sorprendido de ver cómo se van gestando unas situaciones y sobre todo, unos arquetipos que luego ya no nos abandonarían a lo largo de dos décadas hasta la llegada de la segunda Guerra Mundial.
Antagonismo entre clases sociales, lucha de voluntades entre sexos, clase alta idiota y vana frente a clase proletaria inteligente y sensata, triángulo amoroso, mayordomos graciosos, periodistas deslenguados y enérgicos...
¿ A que parece que estoy describiendo cualquiera de Hawks, De la Cava o MacCarey?.
Sin embargo esta película todavía no alcanza ni el ritmo ni la mordacidad de aquellas. Tampoco alcanza la maestría de otra de sus comedias como " Sucedió una noche", pero no será porque no apunte maneras.
Robert Williams es un curtido reportero que va a cubrir una noticia a la mansión de una aristocrática familia.
El hijo está siendo chantajeado por su antigua amante y la familia quiere a toda costa evitar el escándalo.
Allí conocerá a la hija de la que quedará prendado y, sin pensárselo dos veces, se casará con ella.
Ah, pero estamos en 1931 y si hoy en día, que un muerto de hambre se case con una ricachona da que hablar, imagínense en aquella época.
Su orgullo viril no le permite vivir en situación de "mantenido" pero, por otra parte, no logra convencer a su nueva esposa de las ventajas de vivir míseramente en un piso de mala muerte. Y claro, la mujer con sus maniobras, logra la aquiescencia de su enamorado para que sacrifique su orgullo a cambio de la vida opulenta en la gran mansión.
Con algunas escenas y personajes divertidos, la cinta no deja de ser previsible y moderada, a la que le falta un poco más de acidez y locura.
Tampoco me han gustado mucho los personajes elegidos para protagonizar el film.
Aunque adoro a Jean Harlow ( siempre me pareció que creó un personaje único) y se dió a conocer en esta cinta, a mí no me parece que sea la mujer adecuada para interpretar a una refinada dama, al contrario, Jean Harlow bordó los papeles de mujer vulgar, mundana y poco refinada , " Cena a las ocho", " Saratoga"...No he podido evitar tratar de imaginarme en esta película a Carole Lombard por ejemplo.
Tampoco me parece que Loretta Young esté aprovechada. Esto no es culpa suya por supuesto, sino del guion que no le concede mas que el papel de sumisa y resignada compañera. Imaginaros qué equívocos habría podido plantear este personaje si el guion hubiera tenido un poco más de mala leche.
Y luego Robert Williams que ha sido un descubrimiento para mí. Tengo entendido que murió poco después del rodaje con lo que se malogró una prometedora carrera.
Lo hace francamente bien mezclando hábilmente el cinismo propio de su profesión con la integridad moral de su persona.
Viéndolo me he quedado asombrado, porque estoy seguro o por lo menos eso creo, que aquí está el prototipo de personaje que luego Clark Gable encarnaría con gran maestría,( Serán alucinaciones mías pero he creído ver incluso sus gestos).
Y en fin. Unos secundarios a los que les habría beneficiado un punto más de locura y esta comedia se habría alzado unos cuantos puestos.
Pero lo que es indudable es que nos encontramos con la matriz de ese tipo de comedias con lo que yo he pasado un rato muy agradable a pesar de ciertas irregularidades.
( spoiler).
Aunque a ésta todavía le faltan muchos pulidos que luego, el perfeccionamiento de los mismos nos regalaría auténticas joyas, no he podido evitar quedarme sorprendido de ver cómo se van gestando unas situaciones y sobre todo, unos arquetipos que luego ya no nos abandonarían a lo largo de dos décadas hasta la llegada de la segunda Guerra Mundial.
Antagonismo entre clases sociales, lucha de voluntades entre sexos, clase alta idiota y vana frente a clase proletaria inteligente y sensata, triángulo amoroso, mayordomos graciosos, periodistas deslenguados y enérgicos...
¿ A que parece que estoy describiendo cualquiera de Hawks, De la Cava o MacCarey?.
Sin embargo esta película todavía no alcanza ni el ritmo ni la mordacidad de aquellas. Tampoco alcanza la maestría de otra de sus comedias como " Sucedió una noche", pero no será porque no apunte maneras.
Robert Williams es un curtido reportero que va a cubrir una noticia a la mansión de una aristocrática familia.
El hijo está siendo chantajeado por su antigua amante y la familia quiere a toda costa evitar el escándalo.
Allí conocerá a la hija de la que quedará prendado y, sin pensárselo dos veces, se casará con ella.
Ah, pero estamos en 1931 y si hoy en día, que un muerto de hambre se case con una ricachona da que hablar, imagínense en aquella época.
Su orgullo viril no le permite vivir en situación de "mantenido" pero, por otra parte, no logra convencer a su nueva esposa de las ventajas de vivir míseramente en un piso de mala muerte. Y claro, la mujer con sus maniobras, logra la aquiescencia de su enamorado para que sacrifique su orgullo a cambio de la vida opulenta en la gran mansión.
Con algunas escenas y personajes divertidos, la cinta no deja de ser previsible y moderada, a la que le falta un poco más de acidez y locura.
Tampoco me han gustado mucho los personajes elegidos para protagonizar el film.
Aunque adoro a Jean Harlow ( siempre me pareció que creó un personaje único) y se dió a conocer en esta cinta, a mí no me parece que sea la mujer adecuada para interpretar a una refinada dama, al contrario, Jean Harlow bordó los papeles de mujer vulgar, mundana y poco refinada , " Cena a las ocho", " Saratoga"...No he podido evitar tratar de imaginarme en esta película a Carole Lombard por ejemplo.
Tampoco me parece que Loretta Young esté aprovechada. Esto no es culpa suya por supuesto, sino del guion que no le concede mas que el papel de sumisa y resignada compañera. Imaginaros qué equívocos habría podido plantear este personaje si el guion hubiera tenido un poco más de mala leche.
Y luego Robert Williams que ha sido un descubrimiento para mí. Tengo entendido que murió poco después del rodaje con lo que se malogró una prometedora carrera.
Lo hace francamente bien mezclando hábilmente el cinismo propio de su profesión con la integridad moral de su persona.
Viéndolo me he quedado asombrado, porque estoy seguro o por lo menos eso creo, que aquí está el prototipo de personaje que luego Clark Gable encarnaría con gran maestría,( Serán alucinaciones mías pero he creído ver incluso sus gestos).
Y en fin. Unos secundarios a los que les habría beneficiado un punto más de locura y esta comedia se habría alzado unos cuantos puestos.
Pero lo que es indudable es que nos encontramos con la matriz de ese tipo de comedias con lo que yo he pasado un rato muy agradable a pesar de ciertas irregularidades.
( spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No deja de resultarme curioso cómo el conflicto que le supone al protagonista ( ser un mantenido, por eso se mofan de él llamándole Ceniciento), en el caso de la mujer a lo largo de la Historia no sólo no supone un problema sino que incluso ha sido deseable.
Que una mujer al casarse renuncie a su mundo sea el que sea y pase a ser Señora de...ha sido la culminación de los sueños de la mujer.
Que el hombre al casarse renuncie al suyo y pase a ser Señor de..., es una humillación que nadie debe tolerar.
Afortunadamente todo eso está cambiando aunque no con la rapidez con que debería.
Que una mujer al casarse renuncie a su mundo sea el que sea y pase a ser Señora de...ha sido la culminación de los sueños de la mujer.
Que el hombre al casarse renuncie al suyo y pase a ser Señor de..., es una humillación que nadie debe tolerar.
Afortunadamente todo eso está cambiando aunque no con la rapidez con que debería.