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Thriller. Cine negro
Little Joe Braun (Mickey Rooney), dirige con métodos mafiosos un potente sindicato. Aunque sumido en un largo proceso judicial, no terminan de condenarle por falta de pruebas. (FILMAFFINITY)
25 de mayo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que el poder corrompe es una realidad mil veces verificada a lo largo de la Historia desde que el mundo es mundo y el ser humano puso el pie en él.
Conociéndolo así, el hombre ha tratado siempre de contrarrestar el abuso de poder de un sistema o colectivo otorgando, a su vez, poder a otros mecanismos que puedan protegerle de sus desmanes y garanticen sus derechos.
Los sindicatos obreros han sido la salvaguarda del currante ante el poder de los empresarios y sin ellos, los hombres estarían todavía, prácticamente, en régimen de semiesclavitud.
Pero como cualquier otro sistema susceptible de corrupción, el exceso de poder lo termina pudriendo y todos hemos conocido casos vergonzantes, algunos muy recientes, en su seno.
Esta es la historia de uno de esos casos. Mickey Rooney ( podéis verdaderamente asustaros con él en esta peli), dirige un potente sindicato pero hace ya mucho tiempo que olvidó que debía servir al trabajador y se ha convertido en un tiranozuelo chulo, prepotente y pagado de sí mismo que sólo trabaja para sus intereses y, convenientemente arropado por sus matones, emplea métodos que harían palidecer al mismísimo Al Capone.
Con varias causas pendientes en el tribunal que lo juzga, no permitirá que nadie se interponga en su camino, ni mucho menos, que a ningún " soplón" se le ocurra testificar contra él. Sólo él sabe lo que los trabajadores necesitan aunque para ello tenga que enfrentarse a los propios trabajadores.
Una magnífica película, de esas que se consideran neonoir, de estilo sobrio y áspero, donde ya vemos reflejada grandes dosis de violencia más explícita que las anteriores de su estilo y cuyo tono en la mayor parte del metraje nos provoca angustia y desazón.
Charles F. Haas, el director, apenas nos permite descansar de la rabia y la crueldad que transmite el film excepto cuando visitamos el hogar de uno de esos trabajadores ( Steve Cochran, se nos muestra encantador aquí) , involuntario testigo ocular, honrado trabajador y amante esposo y padre de familia que nos regalará, junto con su esposa y su hijo, los momentos más amables del film y también los más angustiosos.
Mickey Rooney nos indigna, nos exaspera, nos angustia con sus métodos y su prepotencia y así vemos la película: rabiosos, indignados, escandalizados y angustiados.
Sin embargo quiero dejar para el spoiler un comentario sobre el último cuarto final con el que no he podido evitar quedar sorprendido.
Una cinta magnífica y desconocida que, lamentablemente, creo que seguirá así al no tener el crédito de un director reconocido. Pues ustedes se lo pierden.
Conociéndolo así, el hombre ha tratado siempre de contrarrestar el abuso de poder de un sistema o colectivo otorgando, a su vez, poder a otros mecanismos que puedan protegerle de sus desmanes y garanticen sus derechos.
Los sindicatos obreros han sido la salvaguarda del currante ante el poder de los empresarios y sin ellos, los hombres estarían todavía, prácticamente, en régimen de semiesclavitud.
Pero como cualquier otro sistema susceptible de corrupción, el exceso de poder lo termina pudriendo y todos hemos conocido casos vergonzantes, algunos muy recientes, en su seno.
Esta es la historia de uno de esos casos. Mickey Rooney ( podéis verdaderamente asustaros con él en esta peli), dirige un potente sindicato pero hace ya mucho tiempo que olvidó que debía servir al trabajador y se ha convertido en un tiranozuelo chulo, prepotente y pagado de sí mismo que sólo trabaja para sus intereses y, convenientemente arropado por sus matones, emplea métodos que harían palidecer al mismísimo Al Capone.
Con varias causas pendientes en el tribunal que lo juzga, no permitirá que nadie se interponga en su camino, ni mucho menos, que a ningún " soplón" se le ocurra testificar contra él. Sólo él sabe lo que los trabajadores necesitan aunque para ello tenga que enfrentarse a los propios trabajadores.
Una magnífica película, de esas que se consideran neonoir, de estilo sobrio y áspero, donde ya vemos reflejada grandes dosis de violencia más explícita que las anteriores de su estilo y cuyo tono en la mayor parte del metraje nos provoca angustia y desazón.
Charles F. Haas, el director, apenas nos permite descansar de la rabia y la crueldad que transmite el film excepto cuando visitamos el hogar de uno de esos trabajadores ( Steve Cochran, se nos muestra encantador aquí) , involuntario testigo ocular, honrado trabajador y amante esposo y padre de familia que nos regalará, junto con su esposa y su hijo, los momentos más amables del film y también los más angustiosos.
Mickey Rooney nos indigna, nos exaspera, nos angustia con sus métodos y su prepotencia y así vemos la película: rabiosos, indignados, escandalizados y angustiados.
Sin embargo quiero dejar para el spoiler un comentario sobre el último cuarto final con el que no he podido evitar quedar sorprendido.
Una cinta magnífica y desconocida que, lamentablemente, creo que seguirá así al no tener el crédito de un director reconocido. Pues ustedes se lo pierden.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Señalaba arriba el tono áspero y seco de la cinta que no hace concesiones de ninguna clase, ( excepto las escenas que he señalado de Cochran junto a su familia y que son maravillosas) mostrándose cruel y violenta, rabiosa y cínica ,tal y como es Mickey Rooney.
Sin embargo, a raíz de comenzar la búsqueda en coche del hijo secuestrado, la película cambia por completo.
A mí me parece que ahí la peli se convierte en una trama al más puro estilo detectivesco, abandonando por completo su tono anterior y perdiendo gran parte de su verosimilitud ( aunque haciéndose más divertida al mismo tiempo ), al convertir a Cochran en una especie de detective, casi, casi, holmesiano, por la poco creíble capacidad que demuestra al captar con excelente intuición y sólo por los sonidos, el camino hacia la vivienda de los secuestradores.
Luego, la pelea y, otra vez, esa excelente intuición para descubrir a sus torturadores, así como la ceniza del puro, aún caliente y que delata el escondite de Rooney.
Todo esto no lo digo en detrimento de la película porque tengo que reconocer que a mí me gustan mucho estas tramas y lo he disfrutado mucho, pero no entiendo bien esta diferencia en la película. Es como si nos ofrecieran dos en una.
La que protagoniza Rooney, dura y violenta. La que protagoniza Cochran ( excepto en la escena de la tortura) amable y distendida.¿ Quería Haas relajarnos, tal vez, después de tanta crueldad?.
Sin embargo, a raíz de comenzar la búsqueda en coche del hijo secuestrado, la película cambia por completo.
A mí me parece que ahí la peli se convierte en una trama al más puro estilo detectivesco, abandonando por completo su tono anterior y perdiendo gran parte de su verosimilitud ( aunque haciéndose más divertida al mismo tiempo ), al convertir a Cochran en una especie de detective, casi, casi, holmesiano, por la poco creíble capacidad que demuestra al captar con excelente intuición y sólo por los sonidos, el camino hacia la vivienda de los secuestradores.
Luego, la pelea y, otra vez, esa excelente intuición para descubrir a sus torturadores, así como la ceniza del puro, aún caliente y que delata el escondite de Rooney.
Todo esto no lo digo en detrimento de la película porque tengo que reconocer que a mí me gustan mucho estas tramas y lo he disfrutado mucho, pero no entiendo bien esta diferencia en la película. Es como si nos ofrecieran dos en una.
La que protagoniza Rooney, dura y violenta. La que protagoniza Cochran ( excepto en la escena de la tortura) amable y distendida.¿ Quería Haas relajarnos, tal vez, después de tanta crueldad?.