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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
8
Drama. Romance Un viejo payaso (Charles Chaplin), después de evitar el suicidio de una joven bailarina (Claire Bloom), no sólo la cuida, sino que, además, se ocupa de enseñarle todo lo que sabe sobre el mundo del teatro para hacerla triunfar. Último y melancólico film americano de Chaplin. (FILMAFFINITY)
1 de agosto de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen melodrama, en el que Chaplin, de forma bastante autobiográfica, nos cuenta el ocaso de la carrera de Calvero, un clown, inmensamente popular en épocas pretéritas, que se resiste a abandonar su oficio y va viendo cómo poco a poco, las nuevas generaciones le van suplantando en el cartel su nombre.
Sus números, ya no hacen gracia. El público ha cambiado y abandonan los asientos en plena función. Está acabado.
Un buen día, regresa borracho a su pensión y al entrar, percibe un fuerte olor a gas. Una vecina, joven y dulce, ha intentado suicidarse. Resulta ser una bailarina que, enferma, no puede ejercer su oficio y están a punto de desahuciarla. Él, la acogerá en su casa y le insuflará ánimos para seguir adelante.
Película que a mí, me resultó un tanto irregular, hay momentos que me parecen fantásticos y momentos que me resultaron afectados.
Primero lo bueno. Toda esta película sirve para reflexionar sobre el significado y el sentido de la vida, donde el guión nos regala con unas reflexiones magníficas, llenas de sabiduría sobre cómo afrontar la adversidad, de una forma positiva.
Charles Chaplin, era un gran director y eso se nota. Claire Bloom, para mí, está estupenda, paternaire femenino típico de Chaplin, su papel de mujer frágil, vulnerable y dulce, es encantador.
Las escenas de ballet son preciosas.
La escena final con Buster Keaton es antológica. Broche perfecto, para el fin de carrera de estos monstruos.
La música. Esa melodía inolvidable, compuesta por él mismo, que ha pasado a la historia.
Ahora lo malo. Coincido con un usuario de ésta página, que me perdone pero no recuerdo su nombre, que afirma que lo malo de este film, es Charles Chaplin. Aquí no tenemos a Charlot, su inmortal personaje, aquí tenemos a Chaplin. Pero un exceso de Chaplin. Todas las reflexiones, todos los diálogos importantes proceden de este personaje, los demás son meros comparsas suyos y si hubiéramos tenido a Charlot, eso no nos hubiera importado, pero aquí, tenemos a otro hombre, muy sentimental y muy digno, lleno de melancolía y tristeza, pero no es Charlot. Sólo a él le hubiéramos perdonado ese exceso de protagonismo.
Si hubiera otorgado, un poco más de protagonismo a otros personajes y él se hubiera moderado un poco más, la cinta hubiera funcionado mejor.
También carece de momentos humorísticos, fuera de la parte final, que hubiera equilibrado el conjunto.
Aún así, es una cinta magnífica y digna de recordar.
Izeta
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