Una mujer, viuda de guerra, recala en un pequeño pueblo inglés a finales de los 50. Adquiere una casa, donde desea formar su hogar y cumplir su sueño de poner una librería. Pero cuál será su sorpresa cuando se dé cuenta que los mandamases de la región encarnados por la señora "altruista" del pueblo y todos los buitres que la rodean tienen otros planes y no ven con buenos ojos la instauración de la librería en un lugar donde ellos quieren un centro de arte.
Película amable, tierna, de tono sosegado y pretendidamente emocionante, se supone un canto de amor por los libros y una lucha individual contra los poderes establecidos, pero la cinta no alcanza más allá.
Perfecta en sus formas, falla estrepitosamente en su fondo y no vemos aquí más que el acoso y derribo de una gacelita acosada por los lobos, sin comprender bien por qué ni para qué.
Se habla de coraje, aunque lo cierto es que la lucha es casi inexistente. Tampoco he entendido muy bien por qué si los lugareños querían abrir un centro de arte no adquirieron la propiedad en su momento. Tampoco he entendido bien el papel del recluído lector empedernido. Ni siquiera la de la niña que le ayuda en la librería, que es apartada de ella para irse a la otra.
Sí, película suave, que busca la empatía y la complicidad del espectador, pero mal montada y con un guion lleno de costuras y afectado. Quiere ser poética y dulce, pero la historia no está bien contada.