Esta es una de esas películas que los anglosajones llaman "feel good movies", hechas para que el espectador salga del cine sintiéndose bien (a veces incluso mejor persona), con una sonrisa y a menudo también con los ojos húmedos por la emoción. Y que normalmente no me gustan nada porque suelen ser demasiado manipuladoras y muy sensibleras.
Ciertamente Campeones es muy manipuladora, usando trucos para llevar al espectador por donde quiere, pero Fesser, que es un gran director, lo hace muy bien y consigue que esa manipulación no se note, al menos mientras ves la película. Y al fin y al cabo conseguir que el espectador sienta lo que el director quiere es uno de los objetivos de toda película y precisamente lo difícil es que el espectador no se de cuenta. Lo que sí se nota es que el guión está muy pensado para agradar a espectadores de todas las clases y edades, lo que no quiere decir que sea malo en absoluto.
Pero por desgracia también es un poco sensiblera aunque afortunadamente no abusa como habrían hecho otros directores como Bayona o el peor Spielberg. Y a eso ayuda mucho el sentido del humor típico de Fesser, que hace que Campeones resulte muy divertida, aunque aquí es menos surrealista y más convencional que en otras de sus películas como su obra maestra El milagro de P. Tinto.
Técnicamente es irreprochable pero destacaría la fotografía de Chechu Graf. Aunque lo mejor de Campeones son las magníficas interpretaciones de Javier Gutiérrez, que vuelve a demostrar que es uno de los mejores actores del cine actual (y no exagero lo más mínimo) bordando un papel que pasa por todos los estados de ánimo y aparece en casi todas las secuencias y de los integrantes del equipo, que a pesar de su discapacidad y falta de experiencia actúan mejor y con más verdad que muchos intérpretes profesionales sin discapacidad (sin ir más lejos Athenea Mata, que hace de la mujer del protagonista).