El Sol, brillando en un cielo sin nubes. Mirando hacia abajo se ve un parque, muy verde. La gente está vestida de calle, divirtiéndose, yendo en bicicleta, leyendo, ... hay unos niños en un parque de juegos.

Más allá de la línea de árboles vemos la línea del cielo de Washington, D.C., con el Capitolio y el monumento a Washington. La línea del cielo está sutilmente cambiada, con muchos edificios nuevos.

Vemos una carta

11 de julio de 2029

Se ve un parque infantil. Hay niños columpiándose y deslizándose por los toboganes. Cosas intemporales que 4 décadas de avances técnicos no han cambiado.

SARAH (Voz en Off) El 29 de agosto de 1997 vino y se fue. No paso gran cosa. Michael Jackson cumplió los cuarenta. No hubo Juicio Final. La gente fue al trabajo como siempre, rió, se quejó, vio la TV, hizo el amor.

Pasamos una pista de juegos, ni fundida ni quemada, si no llena de niños columpiándose y gritando. Un niño está pedaleando en su triciclo.

SARAH (V.O.) Quería correr por la calle gritando... cogerlos a todos y decirles "cada día a partir de este es un regalo. ¡Usadlo bien!". En lugar de eso me emborraché.

Vemos a una mujer mayor, sentada en un banco. Es Sarah, ahora con 64 años. El mundo la ha envejecido, pero parece en paz en este momento. Habla a una grabadora de microcassettes.

SARAH (V.O.) Eso fue hace treinta años. Pero el futuro oscuro que nunca vino aún existe para mi, y siempre existirá, como el recuerdo de un sueño persistiendo a la luz de la mañana. Y la guerra contra las máquinas sigue. O, para ser más precisos, la guerra contra aquellos que construyen las máquinas equivocadas.

Hay un hombre de unos cuarenta años jugando con dos niños pequeños cerca. Se gira. Es John Connor. Aunque tiene el mismo aspecto severo de su madurez, no lleva un parche en el ojo, ni tiene cicatrices. Está lejos del hombre demacrado de sombrío destino que vimos en el mundo que pudo haber sido. Aún así, hay una inteligencia penetrante, incluso sabiduría, en sus ojos.

SARAH (V.O.) John lucha la guerra de manera diferente a como fue predicho. Aquí, en el campo de batalla del Senado, las armas son el sentido común... y la esperanza.

Una niña de cuatro años corre hacia ella para que le ate los cordones.

NIÑA Átamelos, abuela, átamelos.

La abuela Sarah sonríe. Es la única vez que la vemos sonreir. Se inclina mientras la niña pone el pie en el banco. Le ata los cordones mientras oímos...

SARAH (V.O.) El lujo de la esperanza me lo dio el Terminator. Porque si una máquina puede aprender el valor de la vida humana... tal vez nosotros también podamos.

Sarah acaricia el pelo de la niña y esta corre a jugar con su padre.

Fundido a negro.