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España España · Barcelona
Voto de JRB:
4
Drama En un tranquilo pueblo de provincias, una comunidad de Testigos de Jehová es atacada por un grupo extremista. En pleno conflicto, el mundo de Yana, la esposa del líder de la comunidad, se desmorona lentamente. La insatisfacción interior de Yana crece mientras lucha por encontrar sentido a sus deseos.
27 de septiembre de 2020
46 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Beginning" es una película georgiana dirigida por la debutante Dea Kulumbegashvili que ha arrasado en el palmarés del Zinemaldia de este año, donde ha obtenido la Concha de Oro y los premios a mejor dirección, actriz y guión a manos del jurado presidido por Luca Guadagnino, que se ha debido pensar que esto eran los Oscars de Titanic. "Beginning" llegaba al festival con el sello Cannes y ciertamente es una peli muy Cannes para lo bueno y para lo malo.

Desde su proyección, "Beginning" se convirtió en la sensación del SSIFF de este año, la película revelación y a la vez la más divisiva, aquella que provoca deserciones en la sala y luego algunos críticos ensalzan como obra maestra mientras para el pueblo llano no es más que una muestra del cine de autor más snob y pretencioso.

Realmente no les falta razón ni a unos ni a otros. En el lado positivo de la balanza, "Beginning" es una muestra de cine radical, desafiante y valiente. La directora debutante demuestra tener las ideas muy claras y decide narrar la historia con una distancia (física, moral, emocional), una estructura de guión y planificación ciertamente atípicas y kamikazes desde el punto de vista comercial. Dicho esto, "Beginning" también es incómoda, antipática, tiene serios problemas de ritmo y parece empeñada en expulsarte a patadas. No puedo decir que sea una mala película porque no lo es. Ni siquiera puedo decir que sea una película fallida porque es exactamente el tipo de película fría y alienante que pretende ser. Pero sí puedo afirmar lo poco que conecté con la propuesta durante las dos horas que pasé en la butaca del Kursaal fantaseando con salir por patas de allí agitando los brazos en alto como alma que lleva el diablo.

La cinta cuenta la historia de una mujer en medio de una crisis existencial. Esposa del líder de una comunidad de Testigos de Jehová, madre de un niño y acosada por un extraño, el personaje interpretado por Ia Sukhistashvili sueña con escapar pero vive atrapada en un creciente clima de opresión y violencia contenida. La directora intenta transmitir la resignación y el tedio de la sufrida protagonista, sofocada por su rol de esposa, madre y mujer en un ambiente tóxico y profundamente machista; una mujer que fantasea con un cambio o incluso con la muerte.

Desconozco si la sociedad georgiana es tan misógina como relata la película o si se han cargado las tintas en un relato tremebundo y extremo en el que las reacciones de los personajes, empezando por la víctima y el marido de la víctima, se me antojan irracionales e incomprensibles. Lo que sí transmite bien es el tedio, vaya que si lo transmite bien, porque está contada a base de eternos planos estáticos de varios minutos de duración (algunos con muy buen gusto por la composición estética y otros más anodinos que podrían venir firmados por Securitas Direct), en muchos de los cuales no parece suceder absolutamente nada relevante y que por momentos provocaban risas nerviosas o comentarios por lo bajo en plan "Se ha parado la proyección?" entre los valientes que permanecíamos en la sala.

En mi caso, entiendo lo que pretende la directora y lo valoro más cuando lo analizo a posteriori que durante la mortificante experiencia que supone enfrentarse a la película. Escenas que durante un primer visionado pueden parecer carentes de cualquier contenido o interés (la protagonista se tumba en la hierba durante lo que se antojan interminables minutos, unos niños desconocidos hablan a cámara sobre lo que hay después de la muerte, el cielo y el infierno) cobran significado cuando concluye el film. Pero no por ello convierten a "Beginning" en una experiencia cinematográfica especialmente satisfactoria ni mucho menos redonda.

He leído por ahí que el estilo de Dea Kulumbegashvili es una mezcla de Tarkovski y Haneke. Mirad, brincos diera. Sí que está más cerca, para bien o para mal, del cine de Carlos Reygadas, que ejerce aquí de productor. Con todo, Dea K. se ha convertido en la estrella del 68º Zinemaldia y en el nombre de moda de cara a futuros festivales internacionales. Y eso siempre es positivo en el panorama del cine de autor. Su película arrasó anoche en el palmarés de San Sebastián, provocando en mí un repentino impulso de quemarme a lo bonzo delante del Kursaal. Ha ganado también el premio FIPRESCI en Toronto y a buen seguro la veremos a final de año encabezando la lista de Cahiers du Cinema. Es esa clase de película, es esa clase de autora. No digo que el emperador vaya desnudo, pero me parece que lleva menos ropa de la que algunos creen.

driveincine.blogspot.com
JRB
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