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Voto de david panadero moya:
7
Drama. Romance Harry Lund, de 19 años, trabaja en un almacén de vidrio y porcelana. Cerca de ahí trabaja Mónica en un almacén de vegetales. Mónica es una chica de 17 años alegre y feliz. Ella empieza una conversación con él al verlo en un café. Después de un tiempo se enamoran. Los dos son hostigados en su empleo por su edad. Mónica abandona su casa después de una discusión con su padre y Harry deja su trabajo después de una discusión con su jefe. Sin ... [+]
2 de abril de 2012
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La madurez es un elemento fundamental en cualquier relación amorosa con perspectivas de futuro, ya que una vez que la pasión y los arrebatos de los primeros encuentros se enfrían, ha de quedar el cariño, el respeto, la estima y el compromiso que conlleva el saber que en tu vida ya no estás solo tú, sino que la compartes con otra persona a la que debes cuidar de forma incondicional y desinteresada. Esto es lo que se supone que debe de haber en una pareja que espera pasar muchos años juntos, pero en la mayoría de casos esta madurez viene acompañada de la edad y de la experiencia.
En el café de una fábrica de un barrio obrero de Estocolmo un chico llamado Harry está tomando un café cuando conoce a una joven de apariencia impulsiva, resoluta y pasional, Mónika, que consigue con coqueteo y una indirecta que ambos vayan esa tarde al cine. Esa película americana será su primer momento como pareja y el comienzo de una relación que, abandonándolo todo, tendrá sus momentos cumbre a lo largo de un viaje estival a lo largo de la costa sueca. Sin embargo, los avatares de esa travesía harán que la cruda realidad triunfe sobre su retiro idílico y que se vean obligados a volver a la ciudad, donde tratarán de afrontar su nueva vida juntos.
Bergman logra convertir lo que podriá ser la frívola y alocada historia de dos jóvenes que se escapan para disfrutar de su amor y su juventud, tan típica de los mediocres telefilmes de la sobremesa actual, en una pequeña obra de arte y en una visión crítica y agridulce de la juventud inmadura, sin visión de futuro e incapaz de sobrellevar las consecuencias de sus propios actos.
Estas características pueden apreciarse sobre todo en la forma de ser de la protagonista, cuyo pensamiento pueril, materialista e irresponsable le lleva a obcecarse en sus ilusiones frustradas, y a no querer resignarse ni reconocer que la vida no era el camino de rosas y lujos con el que soñaba.
Este comportamiento, inalterable pese a los grandes cambios experimentados tras ese verano, provocará el choque con el hombre al que "ama" y que la ama, ya que él tendrá que adaptarse a la situación y actuar de forma más adulta para conseguir un porvenir para él y su familia con esfuerzo, trabajo y sacrificio.
La dirección y la magnífica y cuidada fotografía, que funde primeros planos de un fuerte intimismo con paisajes e imágenes neorrealistas, envuelven esta historia de amor adolescente de personajes retratados con precisión y que, al menos en mí, deja un poso amargo que este caso es sinónimo de buen cine. Fue un considerable hito de la filmografía sueca y europea y una de las primeras grandes películas de ese retratista de almas, conciencias y personas que fue, es y será Ingmar Bergman.
david panadero moya
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