Bob Odenkirk, ya tiene un fan aférrimo a partir de ahora y ese soy yo. Tiene una facilidad pasmosa para mezclar comedia, drama y acción. Claro que la película es exagerada a todas luces, pero he disfrutado como un niño chico. Cómo se mueve y eso que tiene ya casi 60 tacos.

También cabe mencionar el papel del malo de turno, interpretado por Aleksy Sereryakov. El tío es un showman, un mafioso, y un cachondo. Es duro e implacable.

Christopher Lloyd hace un papel breve pero muy meritorio y maneja apabullantemente su rol cómico. Es un actorazo, a sus 82 años.

Es una película con sus limitaciones y excesos, pura adrenalina, cinta superlativa de acción y comedia. Los 92 minutos de metraje se me han pasado volando y eso es un síntoma muy definitorio de lo que tiene que ser una película, puro entretenimiento, y esta película lo logra con creces.

Los otros actores están bien dentro de su rol y la labor actoral es bastante agradable.

Técnicamente no esta nada mal. El montaje de las escenas de acción es muy bueno.

Musicalmente me ha encantado. Los temas musicales encajan a la perfección. Comienza el film y empieza a sonar Nina Simone cantando “Don’t let me be Misunderstood”, y de fondo una sala de interrogatorios. Vá el protagonista y saca una lata de atún y a continuación se saca de la cazadora un gatito, y me digo a mi mismo: “Qué comienzo, madre mía”. Y así durante 92 minutos, pura comedia, puro cine paródico de las películas de acción tipo John Wick. Y hay más temas musicales destacables: “Life is a bitch”, “I’ve gotta be me”, “Piano concerto número 1, in B flat minor”, “I told myself a lie” y cómo no, la maravillosa “What a wonderful world”, de Louis Armstrong.

Y por último, en el último acto de compañerismo, de los tres enfrentándose a un ejército de rusos suena gloriosamente “You’ll never walk alone”.

Película de la que no esperaba nada, y que me ha hecho pasar un rato inolvidable.