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Mauricio (Isla) Mauricio (Isla) · Vheissu
Voto de Jean Ra:
9
Drama. Fantástico. Romance A lo largo de la costa atlántica, una torre futurista que pronto será inaugurada se cierne sobre un suburbio de Dakar. Ada, de 17 años, está enamorada de Souleimane, un joven trabajador de la construcción. Pero ella ha sido prometida a otro hombre. Una noche, Souleimane y sus compañeros desaparecen en el mar. Poco después, regresan para atormentar a su antiguo vecindario tomando posesión de las novias que dejaron atrás. Algunos de los ... [+]
23 de enero de 2020
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí sorpresa, a día de hoy, "Atlantique" tiene una nota inferior a 6, es decir, que los usuarios de esta web apenas lo consideran un título pasable. En lo que a mí respecta se trata de una obra excelente, de una calidad sorprendente, más aún si tenemos en cuenta que se trata de una obra primeriza. Matti Diop ha hecho algunos trabajos como actriz y guionista, pero en su primer largo, dotado de un estilo visual sumamente elegante, ya se atreve a congregar elementos muy heterogéneos, capaz de aunar la crítica social con elementos fantásticos a la vez que aborda un relato policíaco con la historia romántica dónde los elementos anteriores se potencian y además le sirven a Diop para confrontar componentes culturales tradicionales (como el casamiento concertado) con situaciones rabiosamente contemporáneas (como es la migración en patera).

La historia principal no provoca sobresaltos por su novedad. Una muchacha se enamora de un joven obrero que de repente se esfuma y más tarde desencadena una investigación policial que rodeará unos hechos sobrenaturales. Estos elementos le sirven a Diop para esbozar una instantánea de Senegal, en la cual el rico empresario constructor actúa como un cacique, a su mero antojo, y la policía se ve obligada a favorecer sus deseos debido a que "ha hecho muchas cosas por ellos" (es decir, sobornos). Tras cuatro meses de duro trabajo sin paga, unos obreros deciden renunciar a la obra en la que estaban empleados y probar suerte con el cruce del Atlántico al Mediterráneo con tal de llegar a España. Esto le sirve a Diop para desmontar esa imbecilidad llamada "efecto llamada", pues demuestra que si una persona se aleja de su país natal y deja atrás a su familia y otros seres queridos es por falta de oportunidades con las que subsistir y no para perseguir la quimera de la mayor comodidad. Dentro de ese marco conceptual transcurre la historia de Ada, que se ha enamorado de uno de los obreros, llamado Souleiman, quien no parece capaz de contar a su amante la tremenda situación en la que está a punto de meterse. La precipitada marcha de estos trabajadores, que se produce en elipsis, desprende cierta connotación mística, como si se hubiesen adentrado en un territorio mítico, inimaginable, imposible de mostrar; y el océano adquiere, desde entonces, la categoría de símbolo, pues representa el amor, la añoranza y el anhelo de una vida más plena y transparente. Ahí es dónde Ada pierde a Souleiman y desde ahí, la visión de las aguas nos trae ecos de ese amor repentinamente interrumpido.

Como se ve, la corriente principal es la que transita la historia es romántica: ensalza la individualidad de Ada contra las imposiciones sociales del matrimonio concertado con otro hombre que ella no acepta, la pasión amorosa todo lo colma y los elementos irracionales y fantásticos crecen de dimensión conforme avanza la historia hasta colmarse en el clímax de la película. Posesiones, supersticiones, injusticias laborales, problemas de las migraciones... las colisiones entre elementos tradicionales y modernos es constante y la amalgama de estilos cinematográficos conforman un puzzle fantasmagórico que nos hace comprender que si bien el corazón de "Atlantique" es romántico, su cerebro es posmoderno, pues juega con la relatividad de la realidad y la mutabilidad de ésta, tanto en estilos como la naturaleza de sus personajes, llegando incluso a ser poseídos por fantasmas que regresan en busca de venganza. Hay que señalar que a pesar de disparidad de elementos y estilos, éstos no se se sabotean mutuamente, sino que se interactúan los unos con los otros y crean un conjunto homogéneo, lo cual para mí demuestra el buen hacer de la autora.

El estilo visual de Diop es de una elegancia incontestable, acertando a rehuir de los tópicos audiovisuales de las producciones comerciales para, a cambio, demostrar una gran destreza a la hora de colocar la cámara en posiciones poco usuales, moldear al milímetro las actuaciones y dilatar las escenas para adoptar cierto tono documental y además modular el tono para no caer en estridencias melodramáticas. Sumado, todo lo anterior me creó la impresión de estar viendo algo que sabía que es ficcionado y que sin embargo resultaba auténtico como espiar a través de una ventana. Los elementos fantásticos son a mi juicio manejados con soltura y acierto; la panorámica social resulta sutil y honesta y a la vez es punzante y posee vigor. Hacía tiempo que no me sentía tan maravillado por una película. Una de esas obras que tienen la cualidad de trasladarnos a un contexto ajeno y alejado y que sin embargo logra hacerse entender a las mil maravillas para que nos resulte cercano.

En mi memoria guardaré esa imagen de esa torre hipermoderna presidiendo la costa, las escenas nocturnas que nos hacen ver Dakar como un distrito fantasmal o la envolvente música de la norteamericana Fatima Al Qaridi que aliña esta historia de sentimientos frustrados por los tiempos y las injusticias.
Jean Ra
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