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Mauricio (Isla) Mauricio (Isla) · Vheissu
Voto de Jean Ra:
5
Drama Nicolás, un joven campesino que vive con sus padres y abuelos, lleva una existencia bastante dura y anodina. Un día conoce a María, una cantante retirada mayor que él, y se queda prendado de ella. En su casa, todo va de mal en peor y la tragedia no tarda en desencadenarse. (FILMAFFINITY)
15 de marzo de 2010
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero de todo, aclarar lo infinitamente irritante que me resulta la fotografía. Es como estar en un cine lleno hasta la bandera y que se te siente delante un maromo de 2 metros y medio, dará igual cuánto muevas la cabeza, siempre tendrás la molestia de no poder disfrutar plenamente de las imágenes. Eso sin contar que para el tono naturalista que parece querer adoptar ese artificio supone una disonancia de lo más inoportuna.

Claro que no es lo único que sabotea la honestidad de la película. Eric Caradevaca, su interpretación monocorde y su personaje que se enamora (pero no sabe de qué) tiene toda la peste de la impostura. Su relación con la cantante retirada es más evidente que un hombre con pistola y pasamontañas entrando flechado en un supermercado y las conversaciones entre ambos son tan insulsas que duelen. El ancianito-poeta enamorado de los amaneceres y su sabiduría de tetra brik, tópico hasta la médula. Patty, la hermanita, un garabato mal hecho. En fin, que aguantar durante tanto rato a semejante panda no es ni sano ni recomendable.

Esos contratiempos también consiguen que la dirección de Dupeyron acabe sabiendo a poco. Aunque es interesante por su deliberado y necesario tono templado, su habilidad para contener las escenas trágicas y su rigor visual, siempre buscando la diagonal, adoptando a veces cierto aire de cine japonés con esos planos fijos de cámara a media altura. Lástima que no se ocupe más de pulir lo prosaico y esquivar los manidos lugares comunes a los que finalmente desemboca la película. Podría haber quedado como un Marcel Pagnol edición Garona.

¿Y qué es la vida? Pretenciosa pregunta a la que Dupeyron responde con falta de originalidad pero con humildad: cuidar pacientemente de los tuyos, saber sobreponerse a los reveses y no exagerar las ambiciones (una gran granja es la perdición, en cambio una pequeña masía es la panacea). Ahora que ya sabemos la respuesta, ¿nos hemos quedado ya todos más tranquilos?
Jean Ra
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