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Voto de Jean Ra:
9
7,9
7.181
Drama
Robert Stroud es un preso conflictivo que ha sido condenado a cumplir una pena de doce años en una celda incomunicada. Un día decide cuidar a un pájaro herido que encuentra en la ventana de su calabozo y, entonces, descubre que su verdadera vocación es el estudio de las aves. (FILMAFFINITY)
21 de junio de 2010
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se nota cuando un director tiene talento y además se encuentra cómodo, ya que aparte de contarte bien unos hechos determinados también es capaz de hablarte de algo más. En este caso se pone en tela de juicio al sistema penitenciario como instrumento de castigo y aboga por utilizarlo como vehículo de rehabilitación en pos de la dignidad del hombre, cuestionándose que pueda, dado que cada persona es un mundo, aplicarse el mismo rasero para todos. ¿Cómo enjaular a un hombre capaz de rehabilitarse hasta el punto de poder ser un ejemplo para el resto de la sociedad? El discurso resulta inteligente, coherente y consistente pues, aparte de estar 100% libre de maniqueísmos, se preocupa de dar buenas razones a unos y a otros para que actúen como actúan y que así la mirada de la película resulte amplia y elevada.
Es tan estupendo que no puedo quejarme. Bueno, sí, pero sólo un poco. Después de ver la película uno se pregunta si el tipo que aparece en pantalla no está un poco embellecido, pues, viendo su actitud y su forma de ser, da la sensación que ahí hay un tipo más altanero que eso, y, pasada la mitad de la película, su constante juego limpio huele un poco a parcialidad. Pero vaya, no son más que minucias. Nada de lo que se ve atenta contra la lógica interna de la película. El gusto de Frankheimer por la fisicidad, tanto visual como escénica, ayuda a afianzar en credibilidad a los sucesos, de modo que si se ves a un tipo construir una jaula con sus propias manos, reanimar un animal muerto, saltar de un piso a otro y también saber desenvolverse con quien sea que tenga delante, las capacidades del personaje quedan demostradas y sus acciones tienen todo el crédito posible. Además, que a Stroud tampoco se le pinta como un ser puro. Le vemos equivocarse (y no sólo con el asesinato, también en su juicio al otro carcelario) y se le aprecian muchos claroscuros en su personalidad. Es un personaje verdaderamente complejo, con un sentido de la moralidad totalmente ajeno de las convenciones, capaz de juzgar con severidad a su único amiguito dentro del presidio ("era comodón y holgazán, no valía mucho") y en general a todo lo que le rodea y cuando se siente decepcionado es capaz de hacer tripas corazón y seguir a lo suyo, cosas que al contrastar con su lado amable e inteligente consiguen aproximarse al espectador hasta sentirlo como cercano.
Este personaje está muy bien escrito en el guión, pero encima tiene el privilegio de ser interpretado por un Burt Lancaster sublime, que hace todo por el personaje, desde acciones puramente físicas a escenas íntimas de gran empaque dramático, pasando por otras dónde la violencia, verbal y física, es escenificada con la virulencia y la contundencia justas. Hace una actuación contenida en la que da el do de pecho en casi todas las escenas, siempre preciso, siempre exacto.
(Continuo en el spoiler sin destripar argumento)
Es tan estupendo que no puedo quejarme. Bueno, sí, pero sólo un poco. Después de ver la película uno se pregunta si el tipo que aparece en pantalla no está un poco embellecido, pues, viendo su actitud y su forma de ser, da la sensación que ahí hay un tipo más altanero que eso, y, pasada la mitad de la película, su constante juego limpio huele un poco a parcialidad. Pero vaya, no son más que minucias. Nada de lo que se ve atenta contra la lógica interna de la película. El gusto de Frankheimer por la fisicidad, tanto visual como escénica, ayuda a afianzar en credibilidad a los sucesos, de modo que si se ves a un tipo construir una jaula con sus propias manos, reanimar un animal muerto, saltar de un piso a otro y también saber desenvolverse con quien sea que tenga delante, las capacidades del personaje quedan demostradas y sus acciones tienen todo el crédito posible. Además, que a Stroud tampoco se le pinta como un ser puro. Le vemos equivocarse (y no sólo con el asesinato, también en su juicio al otro carcelario) y se le aprecian muchos claroscuros en su personalidad. Es un personaje verdaderamente complejo, con un sentido de la moralidad totalmente ajeno de las convenciones, capaz de juzgar con severidad a su único amiguito dentro del presidio ("era comodón y holgazán, no valía mucho") y en general a todo lo que le rodea y cuando se siente decepcionado es capaz de hacer tripas corazón y seguir a lo suyo, cosas que al contrastar con su lado amable e inteligente consiguen aproximarse al espectador hasta sentirlo como cercano.
Este personaje está muy bien escrito en el guión, pero encima tiene el privilegio de ser interpretado por un Burt Lancaster sublime, que hace todo por el personaje, desde acciones puramente físicas a escenas íntimas de gran empaque dramático, pasando por otras dónde la violencia, verbal y física, es escenificada con la virulencia y la contundencia justas. Hace una actuación contenida en la que da el do de pecho en casi todas las escenas, siempre preciso, siempre exacto.
(Continuo en el spoiler sin destripar argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y, para hacer honor a la justicia, toca alabar también la portentosa labor de Frankenheimer. Con un soberbio estilo visual, que es un compendio de varias escuelas (soviética, europea y norteamericana) y una narrativa muy bien calibrada, logra exorcizar los espectros del tedio y el hermetismo extremo sin por ello obviar la sensación de claustrofobia que planea sobre el protagonista, haciéndolo comprensible, pero sin por ello matarte de aburrimiento. Lo que en "El Tren" sería extroversión y empuje, aquí sería intimismo y sensibilidad. Es decir, que está espléndido en cada reto y cuestión que se plantea a sí mismo.
De manera indirecta también se plantea una curiosa paradoja, pues, como también ocurre en "Un Prophéte", cabe preguntarse si el protagonista podría haber alcanzado ese nivel personal de haber permanecido en libertad. Como decía, la coherencia del discurso es a prueba de bombas.
¿Por qué una obra así nunca sale a coalición entre las 10 mejores películas americanas de la historia y en cambio sí otras mucho más rancias como ahora Casablanca o Perdición? Definitivamente la memoria colectiva no se caracteriza por su justicia.
De manera indirecta también se plantea una curiosa paradoja, pues, como también ocurre en "Un Prophéte", cabe preguntarse si el protagonista podría haber alcanzado ese nivel personal de haber permanecido en libertad. Como decía, la coherencia del discurso es a prueba de bombas.
¿Por qué una obra así nunca sale a coalición entre las 10 mejores películas americanas de la historia y en cambio sí otras mucho más rancias como ahora Casablanca o Perdición? Definitivamente la memoria colectiva no se caracteriza por su justicia.