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Voto de harryhausenn:
10
Comedia. Drama Inès trabaja en una importante consultora alemana establecida en Bucarest. Su estresante vida está perfectamente organizada hasta que su extrovertido y bromista padre Winfried llega de improvisto y le pregunta ”¿eres feliz?”. Tras su incapacidad para responder, sufre un profundo cambio. Ese padre que a veces estorba y que la avergüenza un poco le va a ayudar a dar nuevamente sentido a su vida gracias a un personaje imaginario: el ... [+]
26 de agosto de 2016
139 de 198 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran logro de Maren Ade es disfrazar un drama desgarrador en comedia excéntrica. Dos estilos que parecen repelerse se complementan perfectamente en Toni Erdmann, quedando los gags en la superficie y la triste historia de una comunicación moribunda en segundo plano. Seguramente muchos espectadores, como ya he podido comprobar que les ha sucedido a muchos críticos, no capten la sutileza de la familia que intenta recomponerse debido a que nunca se muestra de manera explícita. Toni Erdmann es el personaje que el padre crea.

Toni es un coach, o un inversor, o el embajador de Alemania según quién tenga delante. En todo caso es alguien que habla el mismo idioma de su hija: un idioma de méritos, apariencias y tarjetas profesionales. Presentándose ante su hija como Toni, lo que sucede es que Ines se ve ante un espejo. Ve lo absurdo de la vida: su entorno, su trabajo y ella misma. Dado que ella es incapaz de comunicarse con su padre, entonces lo hace a través de Toni, siguiendo la broma hasta límites insospechados: Ines permite que Toni acceda a los momentos más bajos e indignos del mundo al que pertenece. Dado que Ines es incapaz de pedir ayuda, ella tiene la esperanza que Toni la rescate al ver todas sus miserias e incluso se lo ruega con la mirada enmedio de una fiesta en una discoteca.

Es increíble comprobar cómo los sentimientos afloran en el espectador con la simple sugestión. Cómo la ingenuidad que roza la cursilería en realidad describe un momento desgarrador. Cómo una broma sin gracia es una luz al final del túnel. Cómo un estilo tan frío y una edición aparentemente aleatoria, en realidad suponen un montaje calculado al milímetro. Las teclas que pulsa Maren Ade convierten un material que roza lo banal en una sinfonía delicada que eleva el espíritu.

No sé qué película han presentado en Cannes al jurado de este año. Desde luego, es escandaloso que esta se haya ido de vacío.
harryhausenn
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