Desde sus orígenes, el cine estadounidense - particularmente el de los grandes estudios - ha hecho una apuesta gracias a la cual el séptimo arte devino en un producto de entretenimiento extraordinario. Dijeron: ya que en la vida real el final no es feliz... al menos hagámoslo grato en la ficción. Y de ese modo, han conseguido crear la mayor industria fílmica del mundo. Y hacer escuela en la materia.
Si en lugar de ello hubiesen sido siempre "realistas", seguramente el público mayoritario no hubiese adoptado al cine como uno de los mayores atractivos de esparcimiento mundial.

Cuando de Hollywood se trata, todos sabemos que muy probablemente la estructura dramática resuelva - dentro de sus singularidades - positivamente. Y quizás también absurdamente (aunque no sea este el caso); pero sin embargo vemos y vemos sus películas porque sabemos que durante su duración, muy probablemente quedaremos subsumirnos en un "mágico universo de ficción" que, con mayor o menor efectividad, nos garantiza abstraernos de la cotidianeidad.

Por ello, rechazo la postura (snob) de tantos dogmáticos pseudo intelectuales que tienen por deporte la costumbre de denigrar "per se" esa cinematografía, pretendiendo que esta forma de arte siempre ahonde en la condición humana sin superficialidad ni pasatismo.
Así como históricamente han sido imprescindibles los grandes directores "humanistas", también lo son quienes brindan mero entretenimiento. Eisenstein, Visconti, Bergman y W. Allen pueden convivir perfectamente con Cóppolla, Scorcese, Cameron y tantos más, seguramente "menos profundos", pero eficaces en entretener.

OK. Dicho esto - que bien puede aplicarse a la película de referencia como a miles de otras mas - me sumo a quienes les ha gustado "Non Stop". Sin ser ninguna obra de arte - cosa que no pretende ser - es un film de acción y suspenso muy solvente en todos sus aspectos.
La recomiendo.