...Y para ello elige llamar a su octavo film "Los Odiosos Ocho". Porque del primero al último su controvertida filmografía ha despertado tanto favor y apasionamiento como crítica y denostación.
Que esta película, visto desde el punto de vista del entretenimiento creativo técnico-artístico como es el cine, está bien realizada, pienso que no caben dudas. ¿Por qué? Pues porque si bien la historia puede interesar o no -finalmente no es más que un western con la audacia exponencial propia del S.XXI- mantiene un alto grado de tensión de principio a fin. Los personajes, además de brindar desde logradas a magníficas caracterizaciones, ni sobran ni faltan, cosa que dado su número es un mérito tanto del guión como del director, manejando un equipo de personas que interactúan ininterrumpidamente a lo largo de casi 3 horas ocupando roles adecuados al conjunto, del mismo modo que lo hace un D.T. con los jugadores de un equipo deportivo de primera.
Criticar la estética súper expresionista de Tarantino desde lo subjetivo, no tiene sentido: o uno se aguanta sus cataratas de sangre y violencia -soberbiamente filmadas y con magníficos efectos especiales- o sencillamente no mira sus películas. Pero lo que no puede desconocerse de su propuesta artística, es que en ella siempre encontramos reflejada la violencia de una sociedad que ha nacido, crecido y esparcido sangre sobre sí mismos y los demás. Una estética desangelada que persiste en la denuncia implícita del recurso de la muerte como medio para alcanzar objetivos individuales y colectivos. Tarantino es 100% un reflejo de lo mejor y peor del "Tío Sam".
Recomendar "The Hateful Eight" -como humildemente acostumbro hacerlo al final de mis críticas- es temerario, ya que para ello se debe tener la prudencia de ofrecerlo solo a quienes tengan disposición de ver el cine de este personalísimo director; aunque personalmente la película me resultó interesante, violenta pero entretenida.