Una excelente, diría yo insuperable muestra de cine, no sólo de animación, en lo que se refiere a la historia de amor entre robots que surge en un planeta tierra postapocalíptico, abandonado por los humanos varios siglos atrás, entre un robot chatarrero y un robot envíado desde el espacio para explorar la Tierra.
La primera parte de la historia tiene tal maestría técnica en el plano animado, en los fondos, que por momentos se podría pensar que no es un dibujo animado. Y lo que es mejor, a esta perfección técnica se une una sensibilidad inusual en este tipo de historias, de manera que bien se podría comparar al robot Wall-E, y no me parece sacrílega semejante comparación, al personaje de Chaplin con su Charlot vagabundo y enamorarizo.
Posteriormente la película pierde parte de su encanto inicial y se muestra más convencional, tanto en su diseño de animación, como en las situaciones filmadas, mientras acompañamos a un Wall-E que hará lo imposible por salvar a su querida Eve, y de paso, a lo que queda de la Humanidad. Eso sí, todo a la gran altura habitual de Pixar, que nos deja unos divertidos personajes secundarios, un inesperado malo y una secuencia de baile en el espacio sencillamente genial.