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Voto de Ezequiel 25 17:
9
Acción. Drama Brasil, 1997. El capitán Nascimento (Wagner Moura) está al mando de un escuadrón del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE), un cuerpo de élite de la policía de Río de Janeiro. Su misión es actuar en las favelas, en las que la policía, por miedo o por corrupción, no interviene. Nascimento quiere dejar su puesto, ya que está a punto de ser padre, pero antes necesita encontrar un sustituto adecuado. Con ese fin comienza a ... [+]
8 de mayo de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y en este caso la misión carece de todo sentido, proteger al Papa en su visita a Rio, empeñada su santidad en alojarse cerca, demasiado cerca de las favelas, es decir del infierno en la tierra. Este argumento que en un primer momento puede parecer incluso estúpido, encierra toda la hipocresía de la diferencia de clases existente en una sociedad supuestamente avanzada. Las clases altas incluidos políticos y el alto clero viven indiferentes a la realidad de la miseria, la violencia y la droga en las barriadas, y el único nexo de unión entre ambas realidades no es otra que la policía, pero no la policía convencional tan cobarde y corrupta como quien más, sino la policía de elite. La policía de élite no es ni buena ni mala, ni fascista ni asesina, son hombres que solo viven para su trabajo, idealistas, adictos a la acción, niñatos con pistola y estrategas puros y duros que juegan sobre el filo de la navaja a mantener el equilibrio entre el cielo y el infierno, tenemos de todo pero lo importante es su nexo en común: es la falta de corrupción. Los soldados de la tropa de élite son vengativos, abusan de su poder y usan métodos expeditivos pero si por un instante consigues empatizar con ellos, el director ya ha conseguido su cometido, y es que la película, polémicas aparte, es muy buena, ágil y entretenida, la voz en off funciona de maravilla y los actores lo hacen francamente bien, sobre todo el cansado protagonista, Wagner Moura.
Quizás peca un poco de querer seguir la estela de modernidad en el montaje de Ciudad de Dios, dos películas que por su visión no tienen nada que ver en absoluto, más bien son antagónicas, por lo demás la veo muy recomendable para que cada uno saque sus propias conclusiones acerca de la situación en una de las ciudades más peligrosas del planeta.
Ezequiel 25 17
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