No sé que tiene de divertido ver a un grupo de pedorros franceses de mediana edad pasárselo pipa en sus vacaciones, por que cuando digo que se lo pasan pipa me refiero a que solo ellos se lo pasan en grande olvidándose de que eres tú el que ha pagado por pasarlo bien.

Sinceramente, no se lo que me quiere contar el director al enseñarme durante 10 minutos a un grupo de personas haciendo ski acuático, supongo que lo que quiere es recordar que mi vida es una mierda por que yo mientras tanto estoy en Agosto en Madrid refugiándome del calor en la oscuridad de un cine en Princesa.

En lo que se refiere al drama nos encontramos ante un último tramo de película insufrible, pero no de tristeza si no de aburrimiento y hastío. Una escena presuntuosamente lacrimógena que raya en el ridículo más estridente.

Canet nos intenta convencer de que su obra es realista y cercana pero termina cayendo en los tópicos mas mediocres y trillados de la comedia americana juvenil, como la inclusión de largas tomas paradisiacas al son de música americana bastante resultona, muy al estilo de American Pie (con la diferencia de que con American Pie me reía).

Algunos golpes de humor no están mal pero los conté con los dedos de una mano, sobre todo los protagonizados por un gran François Cluzet que salva a ratos esta tortura transpirenaica, pero otros son bastante penosos haciendo volar yates por los aires, enseñándonos vomitonas en primer plano y demás escenas estrafalarias al mas puro estilo de los Hermanos Farreli, nada que ver con la sofisticada comedia francesa que nos venden.

Por último destacar lo único fumable de este bodrio, que serían las actuaciones, pero de que sirven unas buenas actuaciones al servicio de un guión alargado hasta la saciedad que no nos quiere contar gran cosa, para que quieres unos buenos actores si interpretan personajes tan odiosos y pagados de si mismos con mención especial para el odioso papel que les toca a Marion Cotillard o a Laurent Lafitte.