Si ves el piloto puedes llegar a pensar que American Horror History se basa en el terror psicológico y la sugestión para conseguir una atmósfera un tanto gótica con viejas casas victorianas encantadas. Pero es solo el primer episodio, después la serie gira un poco más hacia lo bizarro y lo surrealista con toques de humor más que negro, macabro. Sigue conservando ciertos momentos de terror sugerente, pero son los menos cediendo terreno a las situaciones rallando lo estrafalario. Progresivamente, la historia se vuelve un tanto almodovariana, sobre todo en referencia a dos de sus últimas obras, Volver y La piel que habito. Las referencias a todo un batiburrillo de películas de terror no pasan inadvertidas, algunas son musicales, como un acuchillamiento bajo los compases de los violines de Psicosis o ponerle la música del Drácula de Coppola a ciertos pasajes de la serie. Pero sobre todo en AHS tenemos pasadas por la batidora todo un cúmulo de obras de terror icónicas del cine, La semilla del diablo, Los otros, El sexto sentido, Al final de la escalera, The Amityville Horror, Beetlejuice e incluso, aunque no sea del género, Bowlin for Columbine.
El caso es que a pesar de todo el megamix de referencias, es precisamente este barullo lo que la hace original, la serie consigue engancharme. Supongo que al tener la primera temporada un final cerrado te anima a terminarla, además consigue atar bastantes cabos dejando un final bastante bueno. La otra razón tiene nombre propio, Jessica Lange, la veterana pero incombustible actriz, que nos hizo a muchos amar el arte de la repostería en El cartero siempre llama dos veces, esta sensacional en un papel lleno de ambigüedades y mucha mala leche.
He leído que la segunda temporada es mucho más seria, así que me animaré a verla teniendo en cuenta que esta primera, aún siendo una locura, ya me gustó bastante.