Interesante cinta irlandesa, que, sin llegar a ser un producto del género del terror totalmente, puede producir tensión y algún que otro escalofrío a más de uno.

La trama ya está explicada de sobra; lo mejor de esta cinta ocurre a partir de la media hora de metraje, a partir de una ceremonia bastante inusual y explícita, donde mejora la trama y se hace más interesante, sin sobresaltos, pero provocando la tensión y ennervando al espectador en determinados momentos, y, aunque haya varias muertes (quizás la más "dura" sea en la escena del enorme toro), las imágenes se limitan a lo justo, sin cebarse en la sangre, como en otras películas.

Adolece en algunos momentos de bajadas de ritmo, algunos minutos ligeramente lentos, que a algunos pueden aburrir y a otros puede hacer ansiar ver el siguiente paso.

Respecto al trabajo de los actores, más que decente en general, aunque el protagonista masculino, Aidan Gillen, muestre excesivamente cara de palo, añadiendo una fotografía y ambientación bastante buena teniendo en cuenta el género.

Wolf.