Lo dejo claro desde un primer momento: no soy fan de Dani Rovira. Nunca me ha conquistado ni en su faceta de cómico (que es como empezó, por si a alguien se le ha olvidado) ni como actor, siendo uno de esos que considera que su éxito ha sido desmedido a todas luces, hasta el punto de que su presencia en casi todos los saraos me satura. Eso no quiere decir tampoco que su figura me cause rechazo, alegrándome de su exitosa recuperación de la peor enfermedad habida y por haber. Dicho todo esto, he decidido ver su monólogo en exclusiva para Netflix (no estoy seguro, pero creo que es el primer español que lo hace), con toda la objetividad posible, aunque no negaré que no esperaba gran cosa. Una vez visto, y para mi sorpresa, debo confesar que me lo he pasado bien, con una primera incursión de Rovira en el terreno de los monólogos (se entiende que en la popular plataforma) que nada tiene que envidiar a otros shows de Estados Unidos.

El cómico comienza el espectáculo haciendo clara alusión a su superación del cáncer, bromeando sobre ello, pero con buen gusto. No obstante, y para mi plena satisfacción, el buen gusto no hace siempre acto de presencia, ya que hay una serie de bromas que podrían calificarse como políticamente incorrectas (o directamente groseras), siendo música para mis oídos, y más en los tiempos que corren. No todas las bromas son una maravilla, pero no recuerdo ninguna que caiga en saco roto, al contrario que otras producciones de la misma índole, con una serie de gags que funcionan y cumplen su función a la perfección. Creo que se lleva la palma el cachondeo a costa de cierto personaje público (que no desvelaré), siendo increíble que haya tenido arrestos de meterse con esa figura del deporte. Y hasta aquí puedo leer, pero hilarante se queda corto.

Quizás esté de más hacer esta observación, pero se agradece que por fin Netflix haya apostado por un cómico español, ya que los monólogos importados de USA tienen bromas que no se asimilan si no se conoce muy bien la actualidad de ese país. Con Rovira no sucede esto (si se es español, claro está), siendo partícipe de todos los temas que aborda desde el odio (y la mala baba), como él mismo expone y la plataforma promociona. Aunque también disfruto con los monólogos de los cómicos americanos, espero que repitan la jugada con otros compañeros de profesión.

Por otro lado, desde un primer momento me ha sorprendido la duración de ochenta minutos, siendo a priori algo exagerado, y más si se compara con otras producciones al otro lado del charco, aunque tampoco se puede ver como algo negativo, ya que Rovira jamás aburre y logra que se pase su función como un suspiro. Eso sí, el final se alarga en exceso, con una obsesión del actor en aleccionar y dar consejos de vida, cuando la gente lo que busca es reírse sin más, no una charla motivacional, la cual rompe el ritmo del espectáculo.

Afortunadamente, no es algo que se tenga que lamentar, ya que son pocos instantes y no empañan el conjunto, pero tampoco entiendo esa necesidad de algunos famosos de intentar enseñar a vivir a los demás, notándose que a Rovira todavía le escuecen las críticas a su persona. Es hora de superarlo, y si no sabes aceptar las opiniones negativas, quizás deberías hacer un planteamiento. Son ese tipo de cosas las que me distancian del intérprete, pero esa es otra historia que no viene al caso. Dicho todo esto, considero que es un triunfo del cómico, con uno de los mejores monólogos de la plataforma, ideal para fans del actor o de quien busque reírse durante algo más de una hora. Misión cumplida.

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