Adoro al señor Philippe Lacheau, responsable de comedias como la estupenda ‘Se nos fue de las manos’, su secuela ‘Babysitting 2’, ‘Alibi.com’, ‘City Hunter y el perfume de cupido’, o la reciente ‘Super… ¿quién?’ Y no, no es el protagonista de esta película, pero si el compañero de aventuras y descubridor de Tarek Boudali, que es el hombre que sí nos interesa a la hora de hablar de El rey de la mentira.

Es como si Lacheau fuese Adam Sandler, y Boudali uno de sus eternos amigos, volando en algunas ocasiones en solitario, ya que esta no es la primera vez, ni creo que vaya a ser la última, y claro, si quieres a uno, los quieres a todos. Son las reglas, y hay que aceptarlas.

El caso, que me enrollo más que una persiana, El rey de la mentira es una comedia francesa sobre un mentiroso compulsivo que un día recibe una lección debido a sus invenciones. Sé lo que estáis pensando, Jim Carrey, y no vais desencaminados, pero aquí le dan una vuelta de tuerca, ya que en esta ocasión las mentiras se han realidad, atormentado al protagonista y a su hermano, que se ha visto envuelto en esta trama sin comerlo ni beberlo.

Destacaría la originalidad de la premisa, pero estamos ante un remake de una comedia canadiense, así que mejor me callo. El caso es que la película cumple su función de entretener sin mayores complicaciones, siendo un producto perfecto para pasar el rato en una tarde aburrida, y que no engaña a nadie. Sí, la habrás olvidado en dos días, pero tiene momentos divertidos y logrados, sacando partido del punto de partida, en una especie de juego del quién da más, porque esto cada vez se vuelve más loco.

Y respecto al señor Tarek Boudali, se nota que se lo pasa en grande, divertido y convincente en su rol protagonista, y con un catálogo de secundarios que no se queda atrás, en un conjunto más que cumplidor.

En conclusión, si no tienes nada mejor que ver, te atrae el argumento y no tienen demasiadas exigencias, El rey de la mentira seguramente cumpla tus expectativas, ya que da lo prometido, pero tampoco va más allá. Yo no esperaba nada, ya que las críticas no son demasiado buenas, por lo que he salido bastante satisfecho, pero quizás no se te haya perdido nada en Niza, ciudad donde sucede la película, por lo que mejor lo dejo a tu criterio. Simpática y a ratos divertida, que no es poco, y más en los tiempos que corren.

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