Film experimental de Jörg Buttgereit que deja un poco de lado (sólo un poco) sus inicios gore pero que se centra en temas igualmente macabros, en concreto los suicidios que cometen diferentes personas durante los siete días de la semana. La película es oscura y angustiosa, algo a lo que contribuyen su efectiva banda sonora y la sobriedad y profundidad de sus imágenes.

Para que os hagáis una idea de cómo se aborda el tema del suicidio, tenemos, entre otras, escenas tan bizarras como un hombre que se sienta en un banco para contarle a una desconocida cómo asesinó a su mujer o otra en la que se suceden varios planos compuestos de lentos travellings sobre lugares en los que aparecen los nombres, edades y profesiones de las personas que se suicidaron en ellos.

También encontramos pequeñas pinceladas de humor, humor muy negro, como no podía ser de otro modo siendo la muerte el tema sobre el que gira la cinta, y cierta reflexión de carácter antropológico acerca del suicida y sus impulsos (el texto que una mujer recita hacia el final de la película constituye el mejor ejemplo de esto). Todo ello nos trata de mostrar lo absurdo e irracional que resulta el suicidio desde un prisma totalmente poético.

Sólo recomendable para amantes de lo bizarro y cuyo estómago no sea demasiado sensible (algunas imágenes son bastante explícitas). El perturbador realismo y su degradante visión de la sociedad son quizá las principales bazas de este film.