Realmente tenía mejores cosas que hacer, pero aproveché la sesión sin cortes del canal autonómico valenciano para ver una película en televisión sin interrupciones molestas. Seguramente, al primer descanso habría desistido, pero le eché valor y decidí acabarla del tirón. Y ¿por qué no decirlo? me intrigaba profusamente como se iba a desarrollar el fin de la trama.

Sin duda lo mejor es la interpretación del entonces joven Michael Pitt. Papel de joven raro y tímido que tan bien le va, que se viene abajo según avanza el guión. Pero de todos modos, supera interpretativamente a sus compañeros de reparto, incluyendo a Bullock y Chaplin.

Todo pierde sentido en esta película, de un inicio se muestra el plan de los asesinos, sus motivaciones (aunque vacías) y el guión no explota sus universos interiores. ¿Qué hay en la cabeza de dos adolescentes que deciden matar una persona al azar para llamar la atención? Ahí hay un filón del que no se aprovecha nada. A mitad metraje se hace un mínimo acercamiento a su entorno familiar tratándolos de "huérfanos con padres". Un acercamiento como hecho por obligación, como si de repente el guionista se hubiera acordado de dotar a los jóvenes de una familia.

Sin embargo, el guionista sí se decide por escarbar en el pasado y en la intrahistoria de la agente interpretada por Bullock, con una enrevesada historia y desafortunados flash-backs que no vienen a cuento. Papel protagonista, que estoy convencido era destinado a un hombre, pero al meterse Bullock en la producción consiguió moldearlo a su persona. Bajo mi punto de vista es una actriz que moldea los personajes a ella misma y, como todos sabemos, tiene que suceder lo contrario.

El personaje de Ben Chaplin merece esta línea en la que le hago mención. Nada más.

Volviendo al dueto de adolescentes asesinos, se hace un amago de acercamiento homosexual muy extraño. Se podría mostar explícitamente el arrebato homosexual con un beso directo en la boca entre ambos, o en el otro extremo, insinuarlo más sutilmente con comentarios, miradas, celos... Sin embargo, se quedan a mitad camino, resultando en algún momento obvia la relación gay entre ambos e inexistente al segundo.

Por lo que respecta a la trama, intenta seguir los clichés y patrones del cine policíaco en el que el espectador conoce más información que la policía y es testigo de cómo los personajes detectives van dando tumbos, cayendo en las trampas, sospechando de quien nadie sospecha y finalmente haciendo caso a corazonadas más que a pruebas contundentes.