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España España · Alicante
Voto de Valgallec:
7
Western. Intriga Will Kane (Gary Cooper), el sheriff del pequeño pueblo de Hadleyville, acaba de contraer matrimonio con Amy (Grace Kelly). Los recién casados proyectan trasladarse a la ciudad y abrir un pequeño negocio; pero, de repente, empieza a correr por el pueblo la noticia de que Frank Miller (Ian MacDonald), un criminal que Kane había atrapado y llevado ante la justicia, ha salido de la cárcel y llegará al pueblo en el tren del mediodía para ... [+]
23 de marzo de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha llamado bastante la atención la crítica titulada "¡Anda y que os den morcilla a todos que yo me voy con Grace Kelly!", escrita por Reaccionario. Por un lado no comparto el mensaje que pretende transmitir, pero por el otro me ha parecido bien escrita y coherente en lo que dice. Dado que no sería justo puntuarla en negativo, voy a exponer los motivos por los que creo que el planteamiento no es del todo acertado y de paso reseño también la película.

Reaccionario opina que Kane es un pesado por pretender quedarse en el pueblo para enfrentarse con el malvado Miller, involucrando a civiles. Los fundamentos de su discurso son tres:
* Si el malo viene a vengarse de Kane y no lo encuentra, entonces se marchará del lugar para irse a buscarlo allí donde vaya. En ese caso, la decisión del personaje de Cooper de permanecer en el pueblo e involucrarlo en el enfrentamiento sería un acto egoísta.
* Si el malo viene a “reconquistar” la ciudad, entonces Kane no tiene por qué quedarse, dado que su cometido como sheriff ya expiró. El destino de Hadleyville ya no es cosa suya.
* En el momento en que ve que nadie quiere ayudarle, lo que debería haber hecho Kane es poner pies en polvorosa y que le dieran morcilla a todo el mundo.

Sobre lo de que no está claro si Frank Miller viene a reconquistar o a vengarse, yo interpreto que viene a las dos cosas. Y, si Kane no está, lo más seguro es que Miller se quede en el pueblo con sus esbirros para poder consolidar su dominio aprovechando que nadie va a oponérsele y que el nuevo sheriff no vendrá hasta el día siguiente. No creo que deje escapar semejante oportunidad de hacerse con todo sin pegar ni un solo tiro.

Yo no creo que Kane sea un pesado. Es más, creo que sus actos tienen bastante sentido. Marcharse es lo más normal e instintivo y es lo primero que hace, coincidiendo con su viaje de bodas. Cuando lo medita con más calma, dedice regresar. ¿Por qué? Porque Kane no era un simple señor con placa, era el sheriff de la ciudad de Hadleyville. Sentía los colores, creía en lo que hacía y por eso lo hacía tan bien. Aunque no sea lo más común, personas así existen.
Es por eso que no podía soportar la idea de que Frank Miller y sus pistoleros volvieran a enseñorearse de la ciudad y a convertirla en su feudo criminal, cosa normal si eres un amante de la ley y, sobre todo, si eres tú precisamente el que ha conseguido levantar el orden que va a ser derribado. ¿Cómo podría Kane marcharse tranquilo sabiendo que, al cabo de unas horas, la paz y la seguridad en Hadleyville, la obra de su vida, podrían venirse abajo como un castillo de naipes? Él es el “padre” de la criatura, no puede irse dejándola al borde del precipicio y cree que podrá salvarla. Por eso vuelve. No es descabellado pensar que puede prestar “el último servicio” a la ciudad. Después de todo, con su habilidad como pistolero y unos cuantos voluntarios la lucha contra Miller y compañía ya estaba más que equilibraba a su favor.

El problema se presenta cuando el pueblo entero le da la espalda y le deja solo ante el peligro. Lo lógico a priori es mandar a todo el mundo al cuerno y poner pies en polvorosa cuanto antes, pero no lo hace y es también normal. Después de todo, él ha vuelto porque no es capaz de dejar que el trabajo de su vida se hunda, no se lo puede permitir. Además, si se marcha no se trataría de una retirada voluntaria (como la primera vez, cuando había cesado en sus funciones, estaba a punto de irse de todas maneras en viaje de novios y nadie le pedía que se quedara) sino de una derrota con todas letras. Por no hablar de que, si manda a tomar viento a los ciudadanos, eso significaría reconocer que todos los años de duro servicio no han valido de nada, pues han beneficiado a gente que no lo merecía. Por eso tiene que quedarse. No ya por la ciudad, sino por él mismo y su autoestima.

Entiendo la postura de Kane, la de sus ayudantes (el que le abandona por el rencor que le tiene pero en el fondo se carcome y el que va el primero a ofrecerse pero se raja cuando se percata de que va a estar solo como escudero), la de su mujer (que no quiere quedarse viuda a la hora de casada), la del anciano ex-sheriff (enfermo y desencantado) y la de los pro-Miller (como el dueño del salón, interesado en que los villanos dominen el pueblo y el juego y el alcohol vuelvan a ser las distracciones mayoritarias sin restricciones)... A quien no entendía era a la gente de la ciudad, que abandonaba a su aclamado comisario y dejaba vía libre al antiguo tirano. Pero tras leer la crítica de Reaccionario lo entiendo algo mejor. No es que sean sólo unos cobardes así sin más, es que tienen la esperanza de que Miller persiga a Kane y los deje en paz y por eso no se quieren arriesgar a solucionar el problema si hay la posibilidad de que éste se arregle por sí solo.

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Valgallec
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