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Voto de Chris Jiménez:
8
Intriga. Cine negro Areta, un antiguo policía que trabaja como detective, recibe el encargo de encontrar a la hija de un empresario de Ponferrada. Gracias al novio, averigua que la chica estaba embarazada y huyó de casa. A partir de ese momento, empieza a sufrir todo tipo de presiones para que abandone el caso, pero Areta seguirá investigando hasta el final. (FILMAFFINITY)
6 de junio de 2020
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La 1 de la madrugada. El detective está en su despacho; a estas alturas en las que ya su propia vida no le importa, está dispuesto a dejarlo todo para cruzar la línea entre el Bien y el Mal, la ética y la venganza.
Medita largo tiempo, observa la foto de una chica. "Voy a encontrarte, Isabel Medina...voy a encontrarte aunque estés en el mismísimo Infierno".

Es una promesa, la de un hombre roto e inconsolable; ese hombre es Germán Areta, una de las figuras más icónicas dentro del "thriller" español. Su responsable directo sería José Luis Garci, un prometedor cineasta que en el momento ronda la treintena y que ha dejado su huella en aplaudidos films de corte melodramático como "Solos en la Madrugada" o "Asignatura Pendiente"; entonces decide distanciarse de esta tendencia para adentrarse en los más recónditos recovecos del cine negro, cosa que lleva deseando desde hace unos años.
Para ello crea su propia productora, se une al guionista Horacio Valcárcel y recurre a los dos protagonistas de su anterior obra, "Las Verdes Praderas": María Casanova y Alfredo Landa, quien no cree que el público le acepte en un estilo tan atípico para él. En ese mismo 1.981 llega a los cines la segunda aventura del detective Pepe Carvalho, "Asesinato en el Comité Central" y "Matad al Buitre", de José Truchado; algo más lejos, en Francia, Alain Delon realiza y protagoniza "Por la Piel de un Policía". El género negro no está lejos de España, en realidad nunca lo estuvo, y si el aficionado al cine echa la vista atrás podrá comprobar los grandes policíacos que se han rodado en nuestras tierras castizas desde hace mucho tiempo.

Garci recoge el testigo de esta tradición patria prestada de los modelos norteamericanos más clásicos, a los que el madrileño también se aferra sin dudarlo; la declaración de intenciones no puede ser más directa, pues su film se inicia dedicado a Dashiell Hammett, uno de los grandes maestros de la novela negra y el "hard-boiled". En un bar en mitad de la nada entran dos tipejos repulsivos para robar al dueño y los clientes; un hombre sentado al fondo del local les mira en silencio mientras degusta su humilde cena. Tras quitarle el encendedor, uno de los maleantes le ordena que le dé su cartera...
Y como si se tratara del mismísimo Harry Callahan empuñando su mágnum 44, ese hombre menudo, sencillo, con bigote de guardia civil y cara pétrea amartilla un revólver en la entrepierna del ladrón y le espeta muy tranquilo " "Bareta", dame el mechero o te quemo los huevos". Una mirada, un gesto, una sentencia demoledora y Garci acaba de definir a la perfección al protagonista de su historia, la cual tiene por nombre "El Crack", muy apropiado para el panorama donde se irá a desarrollar, que es la España de comienzos de los '80, cuyos cimientos se están resquebrajando y a los cuales poco les queda para derrumbarse por completo.

Y es que se trata de la España en la cúspide de su Transición, asolada por el miedo a los continuos actos terroristas de ETA, insatisfecha por el gobierno cada vez más desorganizado y nefasto de Adolfo Suárez, que se halla en sus últimos estertores, en plena incertidumbre debido al golpe de Estado del coronel Tejero y al atraco al Banco Central de la Plaza de Cataluña; la única salida a este ambiente triste y tenebroso es mirar hacia otro lado. Garci mira sin pudor a EE.UU., y esa mirada alcanza a múltiples aspectos, como el cine, la música y el boxeo, pero además se apela literalmente a la huida del país, se habla con nostalgia de lugares y paisajes de New York...
La gente sólo quiere salir de esa España que se tambalea, pero el escenario donde esto sucede es Madrid, pasando la Gran Vía frente a las salas de Cinerex, un Madrid en cuya atmósfera gris y deprimente nos sumerge Garci y en cuya suciedad, crimen, oscuridad y violencia reside el detective Areta, más que acostumbrado a ella, un duro ex-policía reciclado en detective con cara de hombre de pueblo que se define a sí mismo como "un tipo duro y solitario que trata de sobrevivir en una sociedad prodida gracias a un trabajo sucio". Y no se podía haber descrito mejor.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

Landa se quita la etiqueta del españolito medio dado por el "landismo" que él mismo fundó para transmutarse en el clásico detective antiheróico, lacónico y expeditivo como si de un cruce de Sam Spade, Pepe Carvalho, Philip Marlowe y Harry Callahan se tratase; nadie se imaginaba que aquel tipo obsesionado con las mujeres autoproclamado modelo del "celtíbero español" pudiera brindar una interpretación tan auténtica en la piel de un tipo rudo y astuto que con sólo lanzar una mirada consiguiera amedrentar a cualquiera.
Bajo su larga sombra cabe destacar a grandes secundarios como Manuel Tejada, Raúl Fraire, Miguel Rellán, Mayrata O'Wisiedo, la preciosa María Casanova y el veterano José Bódalo. Garci no obtuvo en el momento el éxito de taquilla que hubiese deseado con "El Crack" (era la época del "destape", la comedia costumbrista, Pajares y Esteso, claro...), pero sí el gran homenaje que siempre quiso hacer al "noir" literario y cinematográfico, además del aplauso de la crítica.

Hoy día su fábula de empresarios corruptos, duros policías, féminas desaparecidas, rateros de poca monta y traidores sin escrúpulos descansa como uno de los más oscuros, eficaces, descorazonadores e influyentes ejercicios de "thriller" patrio y del "thriller" en general.
Poco después el director realizaría una exitosa secuela, pero en mi opinión no es capaz de superar a la original.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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