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Voto de Chris Jiménez:
4
Aventuras. Acción En el Atlántico Norte, a bordo del lujoso trasatlántico Poseidón (20 pisos, 13 cubiertas) comienza la fiesta de Nochevieja. Mientras tanto, una gigantesca ola de 30 metros de altura se dirige hacia la nave a gran velocidad. Los intentos para desviar el barco y evitar el choque son inútiles. La ola lo golpea con una fuerza colosal y lo vuelca. Los pasajeros y los miembros de la tripulación caen desde una gran altura y van a parar entre ... [+]
28 de diciembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra ola gigante, otra catástrofre, y otro crucero de lujo al que han querido llamar Poseidon...
Pero Poseidon sólo hubo uno, así como la aventura por la supervivencia a la que nos lanzamos en sus entrañas. ¿De verdad vamos a pasar por lo mismo?

Después de que Wolfgang Petersen se cargara la Historia mientras arrasaba en todas las taquillas del Mundo con "Troya", acabó reemplazando supuestamente a Steven Spielberg en la silla del director para un proyecto del cual sólo iba a encargarse de la producción: resucitar por enésima vez la famosa novela de Paul Gallico, adaptada en 1.972 por Ronald Neame y que incluso contó con una terriblemente mediocre miniserie mientras el nativo alemán estaba en plena producción. Por supuesto para mí llegó primero esta versión moderna, y en el cine, a la edad de 13 años.
Ya mucho más tarde tuve el placer de ver la original, descubrir por qué era considerada todo un clásico inmortal de aquel cine de catástrofres al que se aficionó Hollywood allá por la década de los '70 y, finalmente, comparar exhaustivamente las dos. Y los muchos fallos imperdonables que surgen de la última versión son evidentes desde esa panorámica inicial donde aparece el gran crucero, hecho por ordenador (¿ven como ya empezamos mal?), y al futuro protagonista del film corriendo por toda su cubierta (un mal guiño a la de Neame). En un principio Petersen tenía un montaje que rebasaba las dos horas, pero hubo que acortarlo tras los pases de prueba...

Ni que decir tiene que esto fue una mala decisión, pues si de algo se preocupaba el guión de Wendell Mayes y el siempre competente Stirling Silliphant era de los personajes, a quienes se dedicaba un tiempo para definir sus caracteres y que el público los conociera; Petersen convierte a los suyos en irritantes estereotipos presentados de forma fría, a la velocidad de luz y con los que se pretende modernizar a los del film de Neame (porque la imagen de individuos como el cura Scott, los matrimonios Rosen y Rogo (un detective y una otrora prostituta), el capitán Harrison y la joven cantante Nonnie ya está muy desfasada, claro).
Más acorde a los tiempos actuales son una polizonte mexicana (Elena), una madre soltera (Maggie), un borracho subnormal (Larry) o una empalagosa pareja de enamorados (Jennifer y Christian). El interés romántico de la anterior Susan (aquí Jennifer) era Scott, y eso por supuesto no cuadraría...sin embargo Mark Protosevich tiene las narices de crear uno entre Elena y un maduro abandonado por su esposa (Nelson), que acaba por ser totalmente incoherente, incómodo e incluso inquietante. Mientras tanto un nada carismático Josh Lucas y un desaprovechado Kurt Russell se reparten los papeles de Gene Hackman y Peter Boyle (éste en la mala secuela "Más Allá del Poseidon").

Así que, tras llegar la sacudida de la ola, sin duda lo mejor que ofrece el film, el director junta a los protagonistas en la consabida aventura por la supervivencia, pero debido a sus caracterizaciones, pobres y superficiales, no se atisba la más mínima química en sus relaciones. Otra clave de la obra original era la violencia áspera que lograba imprimir Neame pese a tratarse de una superproducción para el consumo de masas (hay que ver cómo han cambiado los conceptos en el cine); a Petersen simplemente le interesa el espectáculo, el frenesí y los efectos digitales.
Con "Poseidon" remata su trilogía no oficial de aventuras marinas, pero mientras aseguraba atmósferas absorbentes de pura claustrofobia en "El Submarino" (además de una potente carga psicológica) y una inclinación exagerada hacia lo conmovedor en "La Tormenta Perfecta", ahora sólo se atisba frialdad y una falta absoluta de verdadera emoción, salvo en ciertos instantes concretos (el impacto de la ola, el del interior del respiradero y por supuesto el del hueco del ascensor, único momento de terror y reflexión moral que hallamos, filmado con una magnífica comprensión de lo que debe ser el ritmo narrativo y la crudeza de la puesta en escena). Nadie niega la cantidad de acción y entretenimiento que puede ofrecer "Poseidon", pero su factura es como la composición de personajes: artificial y pobre.

En la historia de los infames "remakes" posiblemente haya pocos tan inútiles como el que nos ocupa; el director no sólo ofrece la misma situación, sino que en lugar de aportar algo elimina lo visto y se desquita con un remedo mediocre. Y si el "all-star cast" era una de las bazas de los films de desastres clásicos, y tal técnica brilla en "La Aventura del Poseidon", Lucas y Russell encabezan un elenco a años luz del original plagado de actores que se decantan entre lo insípido y lo insoportable.
Ejemplifica esto el pequeño Jim Bennett a quien, desde el primer momento, uno sólo desea ahogar con la mayor de las crueldades (casi ocurre en la historia, y por desgracia no nos dan esa satisfacción), pero la cosa no acaba ahí; Mike Vogel, Jacinda Barrett, Emmy Rossum (repitiendo su detestable papel de "El Día de Mañana"), Mia Maestro y el ya olvidado Kevin Dillon, que están para hacer los gilipollas y morirse (¿importa si se revela esto?), y un pobre Richard Dreyfuss que apareció porque necesitaba dinero para pagar los estudios de su hijo (se entiende su desgana). Seguro que entre los que murieron en el barco había gente más carismática que estos protagonistas.

Previsible hasta la náusea, la carrera fílmica de "Poseidon" fue curiosa y convulsa: enfadó a los críticos, engañó al público inconsciente haciendo unas buenas cifras de taquilla, la nominaron a un Razzie como Peor "Remake" y al Oscar por Mejores Efectos Visuales y dejó a Petersen en una mala posición con respecto a los productores.
De ahí que ésta fuera también la última película con la que acabó su idilio norteamericano (ya podría haber sido con algo más digno...). Gracias a Dios no la acabó dirigiendo Michael Bay, como se pensó en un principio; entonces sí que habría sido una catástrofre total...
Chris Jiménez
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