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Voto de Chris Jiménez:
7
Comedia. Fantástico Un bandido, un pocero, una niña que trabaja, un chico que no quiere trabajar, una muchacha que emigra y un fantasma que busca compañía. Estos y otros personajes configuran el mundo fantástico que vamos descubriendo entre los árboles de un bosque. Frente al mundo de los pobres, el de los ricos: los señores del pazo, las veraneantes llegadas de Madrid y la patrona que explota a los niños porque su irremediable soltería ha exacerbado en ... [+]
24 de agosto de 2023
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Tapiz de vida apretado contra las arrugas de la tierra. En sus cuevas se hunde, en sus cerros se eleva, en sus llanos se iguala, es toda vida.
Si fuese sólo de pinos o de castaños, o de robles, sería un bosque...pero ya no sería una fraga.

Es la que despierta la viva imaginación de Wenceslao Fernández, la de un espacio de su Galicia, Cecebre, donde poseía una casa de campo, y que llenó las muchas páginas de ese prodigio de la literatura que es "El Bosque Animado" en un 1.943 donde España, enfrascada en la 2.ª Guerra Mundial y con los aviones aliados invadiendo nuestro espacio aéreo, necesitaba desde luego evadirse de la cruda realidad. El autor se evade por sus fueros, se adentra en un mundo aparte, y la aventura, formada por una serie de cuentos, se organiza en "estancias".
En la fraga el tiempo permanece suspendido, la neblina que cruza entre la diversa vegetación alberga seres unidos a una naturaleza inédita, tanto convive el misterio bajo los pozos y el amor tras los manantiales como la melancolía, el hambre y el miedo. Fernández no da un respiro con la acumulación de sensaciones que emana de ese microcosmos de Cecebre, en el cual conviven, se enzarzan y se separan personas, animales y la propia vegetación, todos sienten y padecen su existencia y destino; es, por tanto, una obra imposible de trasladar al cine. Tal vez Disney o Miyazaki pudieran extraer al máximo toda su riqueza fantástica a través de la animación, pero eso, en el cine español de los '80, es poco menos que una locura.

El habilidoso Rafael Azcona sabe lo inabarcable de su registro y sintetiza todo ello en un guión que con su sello respeta los efluvios insondables del libro, el espíritu gallego del autor, y José Luis Cuerda, que compagina el cine con sus clases en la Universidad de Salamanca, queda fascinado por la interpretación del libreto y se lanza a dirigir el proyecto, cuyo rodaje no se dará en el propio Cecebre, sino en Sobrado, y con un reparto artístico de lujo. Pese a la diferencia de ubicación el equipo del cineasta recrea la ambientación, la luz, la esencia de las páginas de Fernández, con gran detalle y cariño.
Esa bruma que se eleva y cubre los arbustos, y el sonido natural que registra el movimiento de las hojas, los insectos, los pájaros y el agua de los riachuelos. Esta fraga inventada también está muy viva. Por el contrario, Azcona ha dejado las caracterizaciones animistas de la novela atrás para centrarse en el lado puramente humano; era lo infilmable, lo más fantástico, las hazañas del gato Morriña por salir de su comodidad burguesa o del topo Furacroyos por rescatar a su amada, aquí no existen, y aun así somos recompensados con un cuadro humano perfectamente definido, cuyos personajes viven sus propias frustraciones, resignación, comodidad, precariedad, amores no correspondidos y extraña cotidianidad.

Cuerda y Azcona, simplificando personajes y utilizando ideas propias, captan los diferentes tonos y realidades del bucólico y místico microcosmos gallego, del costumbrismo más rural al absurdo incomprensible, salpicado de humor ácido, inesperada crueldad, comentario social, cruda realidad y atmósfera suspendida en cada una de las imágenes, capaces de transportarnos a un imaginario que sólo se habita en las fábulas, los cuentos ancestrales. Pero sobre todo se respira un halo de ternura entrañable que mueve las existencias de cada uno de los individuos, y a todos les hace soñar, embriagarse de ilusiones y deseos, sea cual sea su condición social, que va desde la más miserable a la más privilegiada.
Xan de Malvís (que con su incomparable versatilidad encarna Alfredo Landa), metido a bandido, sólo sueña con fumar tabaco; Geraldo (el cojo afable de Fernando Valverde) con ser amado por la bella Hermelinda, y ella a su vez con salir del pueblo; Marica (una fantástica Luma Gómez) desea salir adelante con sus pequeños Pilara y Fuco; el alma en pena de Fiz, que sueña con viajar a Cuba; Javier con una tórrida experiencia sexual alimentada por el atractivo de su prima; incluso ese "Loco de Vos" de Luis Ciges, personaje indiscutiblemente "berlangiano", también vive de sueños creyéndose un señor de importantes influencias...

El sueño parece solapar lo bajo y pobre de sus existencias o sacarles de una cotidianidad monótona. Cuerda y Azcona, que en una decisión poco comprensible restan importancia a la familia del sr. D'Abondo (como siempre, genial Fernando Rey), cuando éste ocupaba además un capítulo magistral en el libro, subrayan dicho sentimiento con incluso más benevolencia que Fernández, quien jamás permitía la vuelta de Hermelinda y acababa con la vida de Geraldo en el pozo. Si se erradica la magia con la exclusión de los animales y árboles parlantes, sí la hay haciendo realidad algunos de esos profundos sueños que los protagonistas humanos albergan...
O tal vez sean puros espejismos provocados por el espíritu "animado" de la fraga, de donde, y este es el mayor acierto de la interpretación que realizan el guionista y el director, jamás se sale en la película. Todo sucede en estas lindes mágicas, con gentes que entran y salen de ellas, pero a quienes nunca seguimos más allá; paradójicamente en el libro existe un viaje a La Coruña perpetrado por Geraldo, buscando a Hermelinda...aquí no, aquí sólo el tren simboliza esa leve unión de la tierra, la naturaleza pura y virginal, el mundo invisible, con la modernidad y el mundo exterior y humano.

Es difícil considerar "El Bosque Animado" una adaptación fiel y en base a eso tenerla en buena estima; no es fiel en cantidad de puntos, tramas, subtramas, personajes y recursos únicos del autor...
Pero como adaptación espiritual y de puro homenaje a él y a la esencia de su obra, el film de Cuerda, quien ya instaura para siempre su propio estilo (rural, humano, absurdo, fantástico, místico, melancólico y audaz), es un logro a todos los niveles, y los mayores de ellos artísticos y formales. Esto dio pie a que arrasara en la segunda gala de los premios Goya.
Chris Jiménez
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