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Voto de Chris Jiménez:
10
Comedia En una pequeña ciudad provinciana, a unas burguesas ociosas se les ocurre la idea de organizar una campaña navideña cuyo lema es: "Siente a un pobre a su mesa". Se trata de que los más necesitados compartan la cena de Nochebuena con familias acomodadas y disfruten del calor y el afecto que no tienen. Plácido ha sido contratado para participar con su motocarro en la cabalgata, pero surge un problema que le impide centrarse en su trabajo: ... [+]
30 de marzo de 2021
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¿Qué mejor momento del año para demostrar uno su inmensa benevolencia y caridad? Porque son fechas de compartir, olvidar las diferencias sociales y arrimar el hombro para sostener al prójimo...
antes de que se caiga de boca sobre el arroyo del que todos salimos y se percate de la pantomima...

1.961 fue un año en el que se engendraron enormes obras del cine como "El Buscavidas", "Uno, Dos, Tres", "El Juicio de Nuremberg", "Yojimbo” o "Como en un Espejo"; en la 34.ª ceremonia de los Oscar el premio a Mejor Película Extranjera se lo acaba llevando la del maestro sueco. Pero ahí está compitiendo también una pequeña gran maravilla llamada "Plácido" que ha supuesto un paso adelante no sólo en la carrera de su director, sino en la de la propia evolución de todo el cine español. Será, por tanto, sinónimo de ruptura entre una etapa y otra en lo que se refiere a clasicismo y modernismo.
En ese momento el sr. Luis G. Berlanga ha levantado polvaredas de controversia con su brutal sátira sobre la hipocresía religiosa en "Los Jueves, Milagro"; debido a ello se mantiene en un semiforzado retiro de su profesión...hasta que hace buenas migas con el prestigioso guionista Rafael Azcona. Este encuentro, milagroso, determina su colaboración para un proyecto más grande del valenciano, inspirado en un suceso tan real pero increíble como fue una campaña propuesta por el Gobierno del general Francisco Franco para que los burgueses y gente de clase alta compartiera su comida con los más desfavorecidos, bautizada "Siente a un pobre a su mesa".

Así precisamente es como quiso llamar el director a su película, pero la censura de la época se cruzó en su camino y se ha quedado con el nombre que todos conocemos, el de su protagonista y guía del esperpento que vamos a presenciar en la ciudad catalana de Manresa. De todas formas no es correcto considerar a "Plácido" obra de un solo personaje principal, pues Berlanga decide romper con su propio cine y construir una fábula a base de historias cruzadas, que plasmará en pantalla por medio de elaboradísimos planos-secuencia para dotar de una profundidad nunca vista a las situaciones colectivas.
Esta visión es fundamental para contemplar en su totalidad el revuelo que se ha armado en esa ciudad tan española como otra cualquiera de la España de la época franquista y el "boom" industrial. Mientras el irritante Gabino dirige el gran proyecto para que ricos y pobres compartan el hogar en Nochebuena, un desesperado Plácido se ve acorralado al vencerle la letra de su motocarro, usado para la campaña y único medio de existencia de su numerosa familia; se podría observar su viaje, conducido por la desagradable burocracia de las instituciones legales, como un peregrinaje aciago y terrible a través de numerosos sucesos importantes que vienen a destapar la verdad sobre las apariencias con respecto a esa labor social.

Porque la idea procede, cómo no, de los burgueses del lugar, por tanto, y debido a la evidente hipocresía, Berlanga nos sumerge, con toda su destreza tras la cámara, en los farragosos abismos de un mundo demasiado malévolo como para plantear su discurso en tan solo 1 hora y media.
Una compañía de menaje patrocina la subasta donde famosos actores son comprados como muebles de segunda mano por los ciudadanos de clase media-alta; éstos, regodeándose en su propia crapulencia, discuten sobre qué pobre van a llevarse a casa; el representante de los famosos, como es lógico, discute su comisión por toda esa buena labor que están realizando.
Mientras tanto, en el submundo, Plácido es manipulado por los bien trajeados banqueros, notarios y empleados de oficina; a su mujer Emilia le va a dar un ataque por tener que estar paseando a los niños de aquí para allá siguiéndole a todas partes; y su hermano Julián es estafado por un vendedor de cestas de Navidad. Y entre medias de este caos, un locutor de radio disfraza con mentiras muy bien urdidas la situación vivida en las casas de los ricos que han acogido a "su pobre". Mario Mattoli, Vitorio de Sica, Roberto Rossellini o Renato Castellani podían haber dirigido el film, y es que cada secuencia, plano o encuadre exhala el olor del neorrealismo más amargo, todo impregnado con el espíritu de Frank Capra, Billy Wilder, Ernst Lubitsch, Frank Borzage y Charles Chaplin.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

"Plácido" pasó la censura y se ganó todos los elogios de crítica y público, hasta llevar a Berlanga a la ceremonia de los Oscar, donde perdió contra Bergman, pero también llevó el cine español a un nuevo nivel de modernismo que sólo era posible alcanzar en el cine internacional, y demostrar que, pese al progreso y el avance, la sociedad seguía siendo la misma. Pero aquí me cabe un interrogante. Una vez el director acabó su obra maestra y recogió los altos beneficios que le reportó, ¿fue a su ciudad natal y los repartió con los pobres del lugar o simplemente comentó con sus colegas de la élite intelectual patria (burgueses, claro) lo sincera y honesta que era su película con respecto a la situación del país entre las pertinentes y autocomplacientes altanerías, risas y champagne igual que los personajes ricos que la protagonizaban?

Da que pensar, ¿verdad?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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