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Voto de Chris Jiménez:
8
Western. Aventuras Dos viejos amigos se asocian para escoltar un cargamento de oro desde las minas de Alta Sierra hasta un banco. Uno de ellos (Joel McCrea) es un hombre honrado que sólo se propone hacer bien su trabajo; el otro (Randolph Scott), en cambio, carece de escrúpulos y proyecta robar la valiosa mercancía. (FILMAFFINITY)
12 de febrero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Steve Judd y Gil Westrum, dos veteranos que ya han visto de todo, que ya se han enfrentado con la peor calaña imaginable, que ya han cabalgo muchas millas a lo largo y ancho de los vastos territorios que el salvaje Oeste ofrece, se aproximan decididos a lo que puede ser una muerte más que segura.
Pero allá se encaminan como valientes contra tres jóvenes cobardes, en lo que promete ser uno de los duelos cara a cara más memorables del "western".

Howard Hawks, John Sturges, Anthony Mann, John Ford. Nombres que significaron mucho para el que fue el género por excelencia de la industria americana. Nombres de realizadores que ayudaron a asentar las bases y definir las pautas de un estilo que durante los años '60 ya empezaba a caminar hacia su ocaso entrando en una crisis de la que muy pocos serían capaz de sacarle. Era la época del crepúsculo, anunciada muy amargamente por Ford en "El Hombre que Mató a Liberty Valance", estrenada, para más inri, el mismo año que la que nos ocupa.
Un joven de 35 años llamado Sam Peckinpah ya se empezaba a hacer un nombre tras haber trabajado como guionista y director en varias series de televisión, de culto para los aficionados al género, como "Flecha Rota", "El Hombre del Rifle" o "La Ley del Revólver". Aparte de eso, capitaneó como creador "The Westerner" para la NBC, con Brian Keith como protagonista, una serie que tuvo mala suerte con las audiencias, pues los programadores la enfrentaron en horario infantil con "Los Picapiedra" (¿pero a quién coño se le ocurre?).

Sea como fuere, aquella corta experiencia le llevó a la que fue su primera película, "Compañeros Mortales", donde no le dejaron encargarse ni del guión ni del montaje final, lo que acarreó tener serias disputas con los productores y un muy discreto paso por la taquilla, aun contando con Maureen O'Hara de protagonista. Gracias a que el productor Richard Lyons disfrutó con "The Westerner", ofreció a Peckinpah la oportunidad de dirigir el guión de otro "western", quien aceptó, trabajando mucho para reescribirlo incluyendo referencias autobiográficas (el personaje que interpreta Joel McCrea está basado en su padre David).
De este modo, aunque no figurara como uno de los guionistas, dio vida a una de esas magníficas obras del género. En ella nos encontramos a Judd, un veterano contratado para custodiar un cargamento de oro desde un pueblo minero asentado en la sierra hasta California, lo que parece ser una tarea complicada, pues varios hombres han muerto en esos terrenos en su intento de transportar el dinero. En otro tiempo habría aceptado solo, pero ahora, a comienzos del siglo XX, se ve mayor y necesita ayuda, y sólo se le ocurre pedírsela a su antiguo compañero Westrum, quien accederá llevando consigo al joven Longtree, aunque sus planes no sean proteger el oro, sino otros bien distintos.

Durante toda la historia nos cruzaremos con un importante dilema moral entre los protagonistas. Uno de ellos sólo quiere permanecer honrado, honesto y morir como un hombre decente; para el otro, sin embargo, la ética y la dignidad no importan absolutamente nada si no se tiene una buena cantidad de dinero cerca, pues el dinero influye en el respeto y el porvenir. Ideas que pondrán en conflicto a dos amigos que siempre habían permanecido fieles el uno al otro, ideas que han estado muy presentes en el cine de Peckinpah.
Esa es la clave de "Duelo en la Alta Sierra", cuyos primeros minutos, y tras un plano de apertura con el paisaje natural de montañas como protagonista que recuerda a los inicios de los films de Mann, nos muestran una ciudad tomada por guardias urbanos con casco y porra, coches atravesando las calles y hasta un camello venciendo en una carrera al animal icónico por excelencia del género, el caballo. Es decir, el director nos brinda un arranque que es todo un homenaje al "western", pero al mismo tiempo un preámbulo del ocaso del mismo. Sin duda lo es también la condición de los protagonistas, dos hombres a quienes todos tildan de carcamales y son llamados "abuelos" por una juventud maleducada e indisciplinada; así, Peckinpah crea un enfrentamiento entre la estoica generación del pasado y la actual, más rebelde y lista para tomar el mando (no se nota que son los '60, no).

No pueden estar más claras las intenciones del director. Mucho antes de llegar Leone, este poeta con alma de guerrero indio, usando su cámara como un puñado de papel de lija, desnudó el mundo del "western" que tan grandilocuente e ingenuo se veía en las obras de Ford y Hawks, adornándolo de amargura, cinismo, violencia descarnada, esporádicas dosis de humor negro y un sentimiento fatalista que sólo se puede describir como descorazonador. Un buen ejemplo es esa escena en la que vemos al padre de Elsa rezando ante la tumba de su mujer mientras vemos por el fondo a los tres hombres partiendo a por el cargamento de oro.
A la cabeza tenemos dos icónicas figuras como Joel McCrea y Randolph Scott, éste en la que sería su última actuación tras una longeva carrera cinematográfica, junto a unos eficientes Ron Starr, Mariette Harley, James Drury, Warren Oates y L.Q. Jones, quienes, por muy jóvenes que sean, no eclipsan ni por un momento al veterano dúo.

En mi opinión, "Duelo en la Alta Sierra" no alcanza el apelativo de obra maestra que sí se lleva la apocalíptica "Grupo Salvaje", pero de todas formas puede ser recordada como uno de los "westerns" más brillantes, de poderosa influencia para gente como Leone, Eastwood, Siegel, Michael Winner, Walter Hill o el más posterior Quentin Tarantino, que en más de una ocasión lo ha admitido.
Sí, una de las mejores películas del Oeste...y todo sin dispararse una sola bala hasta que llega ese primer duelo entre el trío protagonista y los hermanos Hammond en la montaña.
Chris Jiménez
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