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Voto de Chris Jiménez:
8
Comedia. Fantástico Frank Bannister es un charlatán que posee extraordinarias facultades psíquicas, pero no las usa para hacer el bien, sino para ganar dinero hostigando a sus clientes con la ayuda de algunos espectros que trabajan a su servicio. La situación cambiará cuando en el pueblo empiecen a producirse una serie de muertes inexplicables. (FILMAFFINITY)
2 de enero de 2018
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La amenaza que del Infierno se está cerniendo sobre un entrañable pueblecito es imaginada por Peter Jackson y Frances Walsh durante el proceso creativo de "Criaturas Celestiales", para luego hacer un largo viaje a tierras hollywoodienses y acabar en las manos de un Robert Zemeckis que se había propuesto hacer una especie de "spin-off" de "Historias de la Cripta"...

Afortunadamente la premisa es tan original que cede al de Nueva Zelanda la dirección, además del control creativo; el proyecto, que debe esperar al gran recibimiento de su adaptación de la historia real de Pauline Parker y Juliet Hulme, se convierte así en su primer contacto con la gran industria norteamericana (de lo que se arrepentirá); un paso adelante para él, pero para quienes disfrutaron de aquel desgarrador drama de toques fantásticos es fácil apreciar el paso atrás de "The Frighteners". Más que paso atrás una vuelta a las raíces. Las primeras secuencias en la inquietante mansión de los Bradley, donde una pobre Dee Wallace es acosada sin piedad por un espectro cual Barbara Hershey en "El Ente", rebosan esa intensidad tan propia del orondo cineasta...
Ese toque violento y grotescamente irreverente perdido en sus gamberradas tempranas, ahora beneficiado con unos efectos especiales/visuales brillantes (y los culpables de retrasar el rodaje por meses y meses). Brutal inicio, a partir de aquí la película se divide en dos partes. La primera es un abrumador batiburrillo de géneros y estilos donde chocarán un puñado de personajes y subtramas con la misma facilidad para desenredarse después, síntoma de la mala ejecución de Jackson en los guiones. J. Fox, en su último papel protagonista para el cine, tiene en Bannister una versión cansada de Peter Venkman, un cazafantasma con dones paranormales que saca provecho de las muertes que se suceden en su ciudad, y éstas son el pilar del argumento: aparentes ataques al corazón...

Pero teniendo en cuenta el prólogo ya se intuye que están provocados por ese siniestro fantasma de la mansión (y es algo que no tarda en revelarse, para más inri). Una doctora y su marido idiota (Lucy y Ray) se cruzan con el anterior, y ella termina involucrada con Patricia Bradley, de quien sabemos (también demasiado pronto) es la otrora pareja del ejecutado asesino en serie John Bartlett, ahora recluida bajo el cuidado de su espeluznante madre. Así es difícil clasificar "The Frighteners"; las ráfagas de humor negro, dadas por los extravagantes secundarios (en especial esos impagables amigos fantasmas), quieren convivir con instantes de una particular intensidad dramática y perturbadora violencia.
Por ahora los implicados coinciden sin cesar, apareciendo algunos (la jefa del periódico local, el mencionado Ray) cuya función es morir, como tampoco tiene sentido el intento de romance entre Bannister y Lucy (Trinidad Alvarado, sin sangre en las venas) tras fallecer su marido; hay un hedor persistente a la mejor/peor serie "B" ochentera de fantasía/horror y un sentido tributo al cine de Raimi, Hooper, Carpenter, Dante, Reitman o Stuart Gordon, mientras la premisa podría haber sido sacada de la novela "Ringu" de Koji Suzuki (¿ataques al corazón provocados por un ente maligno?, ¿de que me sonaba eso?).

Es cuando Bannister se entrega a la policía que todo despega, no sólo porque se nos arrastra a una cacería sin freno de la propia Muerte encarnada, sino porque el pasado de los personajes se abre y revela manchado de trauma y muerte, angustia y culpa, y una posibilidad casi imposible de redención. Eso es precisamente lo que intenta Fox y lo que nos hace empatizar con él, dando a esa lucha encarnizada y trepidante del Bien contra el Mal un aspecto humano y terrenal, dejando caer de paso algunas máscaras de hipocresía que inesperadamente convierte en seres terribles a quienes se suponía inocentes (por tanto Dee Wallace, madre de Elliot, fue la mejor opción para el papel).
Es un acierto de Jackson y Walsh unir la carnicería infernal de la Parca al romance de Bartlett y Patricia, con los que no sólo imaginan el reverso desquiciado de las chicas de "Criaturas Celestiales", sino que se burlan de esa tradición glorificadora tan norteamericana de las parejas de asesinos (tendríamos aquí a unos primos hermanos, más pasados de vueltas, de Kit Carruthers y Holly Sargis, o una simple versión neozelandesa de Mickey y Mallory Knox). Pero es ante todo el acto de expiación de Bannister para con su desaparecida esposa lo que mantiene el corazón de la historia hasta el final...

Y todo esto pisándole los talones un caricaturesco individuo tan malévolamente absurdo (y uno de los más odiosos de la Historia del cine) como ese agente gubernamental de Jeffrey Combs, magnífico actor en un innecesario personaje al estilo del cómic, ya que es la clásica némesis que todo lo sabe del héroe; pero aparece de la nada, sin relación con el propio argumento, queriendo hacerse dueño de la película a base de berridos y gestos repelentes...lo cual no consigue, claro. Es difícil decir que esta aventura posea alguna intención más allá de la evidente; tal vez sea lo mejor de "The Frighteners", que funciona como una aventura casi sin proponerse nada más.
Tiene sus ciertos misterios, personajes oscuros, interesantes temas (el amor después de la muerte, la redención, la obsesión por el crimen, la locura, la angustia de morir), mezcla intensa e irregular de géneros, ¡y no olvidemos a R. Lee Ermey en su descacharrante parodia del sargento Hartman!, pero nunca sale del esquema del entretenimiento como objetivo, de la lógica de la fantasía, de la acción y la aventura hasta el final. La complicada tarea de querer encajarla en algún sitio fue el mayor quebradero de cabeza para Universal, que la promocionó de mala manera y al final terminó en tierra de nadie, apenas recuperando el presupuesto invertido.

Pieza de auténtico culto, como todo lo que hacía Jackson, le enseñó una valiosa lección sobre las artimañas de Hollywood...
Chris Jiménez
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