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Voto de Chris Jiménez:
8
Ciencia ficción. Fantástico. Terror En una pequeña ciudad de California empiezan a suceder cosas muy extrañas: el comportamiento de algunas personas cambia de tal manera que causa estupor e incluso miedo entre sus parientes y amigos. (FILMAFFINITY)
1 de octubre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una silenciosa amenaza se cierne sobre la especie humana, veloz y furtivamente, como un virus que llega sin aviso.
Nadie está a salvo, no se puede confiar en nadie, los que antes considerabas amigos y familiares son de repente tus enemigos de una manera inexplicable y misteriosa...

Asfixia y un terror tan realista que pone la carne de gallina, elementos principales del inolvidable clásico de la ciencia-ficción que es "La Invasión de los Ladrones de Cuerpos". El eficiente doctor Miles Bennell abandona un congreso de medicina rápidamente a causa de una llamada de su enfermera y regresa al otrora apacible y bonito pueblo californiano de Santa Mira. Algo grave les ocurre a algunos habitantes, pues según sus testimonios no reconocen a sus propios familiares y desconfían de ellos.
Para Miles esos extraños sucesos no tienen mucha lógica, y según la opinión de su colega Dan Kauffman quizás se trata de una especie de contagiosa histeria colectiva causada por los problemas sociales que está confundiendo y trastornando a las personas. Una teoría muy razonable, sin embargo, aquellos que antes se sentían preocupados y nerviosos se muestran de repente muy serenos, lo que hace crecer la inquietud de Miles y de su reencontrada ex-novia Becky, quien también nota algo extraño en los habitantes del pueblo.

En los años '40 y '50, el género, tanto en su corriente literaria como cinematográfica, presentaba multitud de importantes lecturas relacionadas con la política y la situación social del momento; la Guerra Fría, el terror nuclear, la política de McCarthy, la denominada Caza de Brujas, aspectos que se exponían en forma de crítica disfrazados de fantásticas e increíbles historias. En ese contexto se hallan muchas novelas y films de ficción de aquella turbia década, y entre ellas está "The Body Snatchers", de Jack Finney, fascinante escritor que ha visto varias obras suyas adaptadas a la gran pantalla, tales como "La Casa de los Números" o "Asalto al Queen Mary". El guión sería escrito por Daniel Mainwaring y el productor Walter Wanger se haría con los derechos.
Una noche, Jack, amigo de Miles, halla algo extraordinario en su desván: un cuerpo sin huellas, sin líneas de expresión y con el agravante de un parecido físico exacto; nadie les cree, todos les toman por locos, pero una fuerza desconocida se está apoderando de Santa Mira y su gente, y al parecer proviene del espacio exterior. La ciencia-ficción actual no se basa más que en el inverosímil entretenimiento, todo está lleno de luces, efectos visuales y digitales, asquerosos alienígenas, explosiones por todas partes (...¡trillados clichés!).

Wanger se vio obligado a recortar el presupuesto en innumerables ocasiones por exigencias del estudio, lo que provocó la contratación de actores no muy conocidos y de suprimir la mayor parte de la historia original de Finney. El elegido para ponerse tras las cámaras sería el incombustible Don Siegel, que venía de firmar algunos notables títulos como "El Veredicto", "China Venture" o "Motín en el Pabellón 11". Rodada en Superscope y presentada en forma de "flashback", cosa que desaprobaron tanto el director como el guionista (el estudio quería un final más positivo), "La Invasión de los Ladrones de Cuerpos" es una gran historia de suspense e intriga, demostrado con esos primeros veinte minutos que remiten al mejor cine negro, cuya capacidad para enganchar al espectador es admirable.
Los brillantes efectos especiales de Milt Rice y los medios en los que se apoya Siegel son mínimos, pero esto no es ningún problema para él, que se centra en crear una atmósfera inquietante y angustiosa que nos atrapa del mismo modo que al aterrado dr. Bennell. El terror provocado por la amenaza de unos invasores del espacio que suplantan a los seres humanos transformándolos en recipientes desprovistos de emociones parece dibujarse como una alegoría de significativos temas (los antes mencionados temores del "mccarthysmo", la guerra nuclear, la paranoia anticomunista, la Guerra Fría...) convertida en una apabullante realidad en manos del director, quien declaró, no obstante, que su única intención era contar una entretenida fábula sobre extraterrestres.

Destacan la genial fotografía de Ellsworth Fredericks y la banda sonora de Carmen Dragon, que crean el clima de misterio y terror adecuado para la película. Kevin McCarthy, que ya había colaborado con Siegel anteriormente, y la estrella televisiva Dana Wynter forman un dúo perfecto como esa pareja en fuga huyendo de la amenaza extraterrestre, mientras son secundados por unos solventes King Donovan, Carolyn Jones y Larry Gates; el más tarde realizador de "Grupo Salvaje" y "Perros de Paja", Sam Peckinpah, tiene un pequeño papel en la película (el empleado del gas), además de servir como revisor de los diálogos.
Tenebroso relato que nos sumerge con inusitada crudeza y elegancia en el atávico miedo del hombre a perder su identidad y su humanidad, siendo la más memorable y brillante de las versiones que se han hecho de la novela de Finney.
Pese a sus similitudes con las anteriores "El Enigma de Otro Mundo" (la naturaleza vegetal del invasor) e "Invasores de Marte", de William Cameron Menzies (la posesión de la identidad), ésta sigue manteniéndose como una pequeña gran joya de la ciencia-ficción, influencia seminal para futuros títulos.

Su único punto bajo es su muy discutible conclusión, la cual Don Siegel siempre desaprobó.
Chris Jiménez
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