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Voto de Chris Jiménez:
5
Intriga. Thriller Dexter Cornell llega moribundo a una comisaría para denunciar su propio asesinato. En su declaración recuerda todo lo sucedido a partir del suicidio de uno de los alumnos de su clase de literatura, y describe todos sus intentos para averiguar la verdad y encontrar al asesino. (FILMAFFINITY)
4 de agosto de 2022
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Aun adornada con esos ritmos y sonidos "heavies" tan ochenteros y un efectismo tras la cámara algo excesivo, la introducción del film que nos ocupa es todo un homenaje al "noir" clásico, a la lluvia en los pavimentos, a las gabardinas sucias, a las farolas alumbrando la penumbra callejera...a los anti-héroes que andan con las horas contadas...

La reformulación de este tipo de cine a lo largo de la década y la siguiente trajo inevitables "remakes" oficiales de grandes títulos de antaño, algunos con mejor suerte que otros, tal vez modernizando los argumentos y sus personajes o llevándose a cabo desde el más cariñoso tributo; así se produjeron, por ejemplo, los de "El Reloj Asesino" y "Perdición" (convertidos en "No hay Salida" y "Fuego en el Cuerpo"), "Un Beso antes de Morir", "Horas Desesperadas", "El Cartero Siempre llama Dos Veces", "Noche en la Ciudad", "El Cabo del Terror", "Crimen Perfecto" o la rodada plano a plano "El Desvío". También le tocó el turno a "D.O.A."...
Por cierto el estupendo "thriller" de Rudolph Maté ya tenía una versión estrenada dieciocho años antes de que la pareja Rocky Morton/Annabel Jankel lo intentasen tras hacerse famosos por ser los creadores de la psicotrópica "Max Headroom", derivando luego en una serie facturada por ABC (y quienes poco después quedarían catalogados entre los peores directores de la Historia gracias a la infame "Super Mario Bros."). Pero por el momento, si bien la viabilidad de esta tercera versión y sus razones no me interesan en absoluto, fueron contratados para rejuvenecer el título de 1.949, con guión de Charles Pogue.

De gran calidad esos cuatro minutos iniciales que remiten al principio del film de Maté, con el protagonista entrando moribundo a una comisaría de policía para denunciar un asesinato, el suyo propio; no tengo ni idea de quien es Yuri Neyman pero logra un tratamiento sorprendente del blanco y negro y los claroscuros. Pasamos entonces al relato propiamente dicho, narrado en "flashback", y trasladado a color como se nos dice de manera literal en pantalla al escribirlo en una pizarra la nueva versión de Frank Bigelow, aquí llamado Dexter Cornell.
Dennis Quaid, de cierto parecido físico a Edmond O'Brien, deja de ser el contable de aires parcos de 1.949 para transformarse en un torturado profesor de universidad, repelente e insoportable, quizás el más desagradable papel de la carrera del actor, otra vez acompañado de Meg Ryan como interés romántico; y con un toque sensual, morboso y cínico, los directores cambian el aburrido mundo de la contabilidad, la exportación-importación y los papeleos de oficina por las ambiciones inútiles y el fracaso creativo en los entresijos literarios, desatándose la intriga a partir de otro suicidio, pero en lugar del empresario fraudulento Philips lo comete un chico de pasado turbulento, Nick.

Una sucesión de incidentes hace que el protagonista termine en ese bar donde sabemos que será envenenado, despertándose al día siguiente con unas pocas horas de vida para resolver el desaguisado; el esqueleto de la trama permanece, pero lo demás no. Antes de eso muchos personajes secundarios han ido entrometiéndose, y cada uno con sus propios problemas, que en lugar de funcionar como pistas para atar cabos resultan ser cordeles para seguir añadiendo al ovillo argumental, el cual deja de ser suspense y pasa a ser maraña; la sra. Philips y Stanley por la sra. Fitzwaring y Cookie, Halliday por Hal, y añadimos una esposa (Gail) y una potencial amante (Sydney).
Entonces cada vez somos más conscientes de que la trama principal, la del envenenamiento de Dexter, parece que queda relegada a un segundo plano, y es el suicida (o no suicida) Nick la pieza fundamental, abriéndose toda una trama "telenovelesca" que incluye infidelidad matrimonial, triángulos amorosos, amor incestuoso, abandono familiar y asesinatos encubiertos...poniendo de manifiesto que no por contener más elementos una intriga ha de ser más interesante (la aparente sencillez de la original de Russell Rouse y Clarence Greene era su punto fuerte).

Lo peor del guión de Pogue (el tipo que junto a Cronenberg escribió "La Mosca", ya ven) es la mala atención que brinda a los secundarios, quienes aparecen y desaparecen para no volver o bien mueren de la manera más injustificada y casual y ahí acaba su participación, todo ello mientras los cineastas se vuelcan en dar más importancia al estilo, los colores y el aspecto visual que a la coherencia de su obra, perdida a la mitad del metraje en un mar de situaciones inverosímiles y carreras frenéticas para desvelar una verdad que se da de bruces con callejones sin salida fabricados adrede.
Pareciera filmada por ese DePalma perezoso obsesionado por conformarse en plagiar y homenajear a Hitchcock; tal vez lo más interesante son las referencias clásicas que toma el guión (esas alusiones literales desde los personajes a Samuel Fuller, Edgar Ulmer, Fritz Lang, Nicholas Ray y Cornell Woolrich), toda una buena intención desperdiciada y echando por tierra la clave del suspense de la original, pues eso era el veneno de la bebida, el "macguffin". Aquí es simplemente (ya señalaré más cosas en la Zona Spoiler) un medio de traición cuyo poder central traspasa a otro elemento fuera de las intrigas que han ido construyéndose tan minuciosa y forzadamente.

Se deja así esta "D.O.A." en un mero divertimento donde es mejor dejarse llevar por el frenesí y la ilógica.
Meg Ryan, por cierto, no sirve para este tipo de cine; muy empalagosa y nada creíble, la rubia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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