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Voto de Chris Jiménez:
6
Terror. Intriga Norman Boyle, un académico y padre de familia que reside en Nueva York, es asignado para investigar el extraño suicidio de un científico, compañero suyo, llamado Dr. Peterson. Lo único que Norman sabe es que Peterson se trasladó a un viejo caserón de Nueva Inglaterra junto a su amante, para investigar a su antiguo dueño, un tal Dr. Freudstein, y que al final, Peterson mató a su amante y acabó ahorcándose. (FILMAFFINITY)
24 de agosto de 2017
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Una niña, a través del ventanal de una gran mansión victoriana, nos advierte, nos ruega, que no entremos allí, porque múltiples peligros aguardan.
Pero el embriagador aroma de la muerte y la sangre nos atrae y nos fuerza a volver...

Después de su breve paso por el cine de acción, Lucio Fulci regresa al horror, y ya para quedarse; inicia realmente sus gloriosos y a la vez irregulares años '80 con "Miedo en la Ciudad de los Muertos Vivientes", que se convertirá sin haberse planeado en la primera entrega de una trilogía de obras de mismo estilo, temática y coherencia argumental. A esta le seguiría "El Más Allá", no sólo una de las obras más elaboradas y visualmente impactantes del romano, sino también (y se puede afirmar sin miedo a equivocarse) uno de los títulos imprescindibles del terror de la década.
Aquél vuelve a contar entonces con la inestimable ayuda de su productor Fabrizio de Angelis y su guionista Dardano Sacchetti, con quien otra vez, y para no variar, se enzarza en una lucha de opiniones y egos con respecto al libreto; traerá a su colega Giorgio Mariuzzo que dará unos retoques aquí y allá a lo escrito. Este es el principal motivo de que el resultado final sea tan poco satisfactorio, cuestiones que a Fulci poco importaron; y a escasos meses de haberse estrenado "El Más Allá" con la consabida censura, se cerraba la Trilogía de las Puertas del Infierno. El epílogo tuvo por nombre (de todos los que se barajaron) "Aquella Casa al Lado del Cementerio".

Reflexiones en retrospectiva: cuando llegó "El Más Allá" muchos críticos la desgajaron sin piedad proclamando lo absurdo e incomprensible de su historia, y Fulci respondió que "la gente que lo culpa de falta de coherencia no ha entendido que se trata de un film de imágenes y sensaciones y debe ser visto sin pensar en nada más"; dicha norma, ligada por entero a su cine, tampoco cambia en esta ocasión. Ese prólogo en el que dos jóvenes se cuelan en la mansión abandonada para acabar asesinados (la impactante muerte de la muchacha, todo un ejercicio de estilo) es una perfecta declaración de intenciones.
Se empieza a servir la brutalidad y la repulsión como señas de identidad cuando entonces se nos presentan Lucy y su hijo Bob, preparados para mudarse a la misma casa donde han tenido lugar los horribles sucesos previos; estampa que nos recordará a "El Resplandor", al poseer el niño unos dones parecidos a los del pequeño Danny (si bien no hará uso de ellos de forma tan inteligente). Con la aparición del supuesto espíritu de una niña que vivió en la casa a la que van a ir, Fulci se presta a quebrar la muy delgada línea que divide la realidad y el mundo de los muertos, otro aspecto muy importante, mientras de fondo una débil intriga asoma...

Débil como eufemismo, porque las claves y las pistas argumentales están sujetas con pinzas...unas pinzas muy finas. Parece ser que la mítica obra de Henry James, "The Turn of the Screw", sirvió de inspiración a Sacchetti, pero al situarse de nuevo el escenario en una casa encantanda con una serie de elementos tan propios del género, todo suena a que ya se ha visto en títulos seminales como "Al Final de la Escalera", "Terror en Amityville", "Pesadilla Diabólica", "La Mansión de los Horrores", "La Casa Maldita" o el de Kubrick, además de la española "La Residencia".
El caso es que hemos de seguir la investigación que realiza el dr. Norman, marido de Lucy, sobre el suicidio cometido por un colega de profesión, y poco a poco irá removiendo las entrañas y los secretos de la mansión donde han ido a parar. Pero nadie de los que están a cargo de este guión se detienen a pensar en el por qué de las cosas; ni a Fulci le interesa, quien nos lanza mil interrogantes (el motivo de dicha investigación, el inquietante personaje de la niñera, el hecho de que Norman forme parte de toda esta extraña intriga...) para luego dinamitarlos con su arma más poderosa: el horror.

Desde que se descubre la existencia de una puerta que conduce hacia un escalofriante sótano, el mundo se rompe y todo lo que entre por esa puerta concierne únicamente a la inexistente lógica del infernal universo de los espíritus; así, pesadilla y realidad se entremezclan, pero mientras los fantasmas de Kubrick, Medak o Curtis actuaban más a nivel psicológico o espiritual, los de Fulci se personifican y protagonizan algunos de los momentos más salvajes de su cine, recreándose sin compasión en lo asqueroso y lo sangriento con el único objetivo de revolvernos las vísceras.
Cabe destacar el ataque a la niñera, el del murciélago (que por su duración gustó al director como el que más) o la memorable muerte de la sra. Gittleson, perfecto ejemplo de cómo éste eleva hasta límites inenarrables la violencia transformándola en arte...aberrante, pero arte (y es que nunca un cuello escupió sangre de una manera tan vomitivamente bella), dejando Gianetto de Rossi su impronta a la hora de elaborar los efectos especiales, igual que Fulci para conseguir absorbernos en unas atmósferas muy deudoras de los mundos de H.P. Lovecraft y Clark Ashton Smith, viscosas, grasientas, perturbadoras, simplemente espeluznantes.

Pero si "Miedo en la Ciudad de los Muertos Vivientes" y "El Más Allá" se nutrían de una maldición, "Aquella Casa al Lado del Cementerio" falla en querer hacer parte de ella esa maraña de tramas que se enredan en un callejón argumental sin salida. Entre tanto, sólo Catriona MacColl, líder de la trilogía, ofrece una correcta actuación, pues los personajes que les tocan a los otros actores están afectados de unos increíbles niveles de idiotez, sobre todo el de ese esforzado Giovanni Frezza.
Mi gran pregunta es: ¿por qué aquí cuando alguien está en peligro nadie acude al rescate? Vanas reflexiones sin respuesta. En fin, dejémonos arrastrar por la locura demencial y la pesadillesca imaginería del maestro, hasta alcanzar un epílogo de pura abstracción, otra vez abierto a las interpretaciones, y rematado con una buena cita del propio Fulci atribuida a James.
Chris Jiménez
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