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Voto de Chris Jiménez:
10
Drama. Thriller Un joven hastiado de su gris y monótona vida lucha contra el insomnio. En un viaje en avión conoce a un carismático vendedor de jabón que sostiene una teoría muy particular: el perfeccionismo es cosa de gentes débiles; sólo la autodestrucción hace que la vida merezca la pena. Ambos deciden entonces fundar un club secreto de lucha, donde poder descargar sus frustaciones y su ira, que tendrá un éxito arrollador. (FILMAFFINITY)
23 de julio de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
...desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una Gran Guerra, ni una Depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual...nuestra gran depresión es nuestra vida.
Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine o estrellas del "rock", pero no lo seremos, y poco a poco lo entendemos...lo que hace que estemos muy cabreados".

Hay obras que son capaces de calar en lo más hondo de nuestras emociones e ideas, aquellas cuyo destino es crear un culto y sobrevivir al paso del tiempo, y eso es "El Club de la Lucha", una de las más importantes, controvertidas y alucinantes de los años '90. Nacida en 1.995 de la pluma de Chuck Palahniuk, "Fight Club" empezó como una historia corta después de que el autor fracasara en su intento de publicar "Invisible Monsters"; su enrevesada trama, su tono oscuro y violento, sus enigmáticos personajes y su demoledor análisis de la sociedad de los '90, ganó rápidamente el aplauso de los críticos y cosechó una legión de seguidores.
Los productores de 20th Century Fox, tras contratar al guionista Jim Uhls para una adaptación del libro, sopesaron nombres como Peter Jackson, Danny Boyle o Bryan Singer, pero David Fincher, a quien encantó la obra de Palahniuk, insistió en encargarse del proyecto. Con esto, el director pretendía, además, arreglar sus diferencias con los de la Fox, cuya relación acabó mal tras la producción de la tercera entrega de "Alien" al ver el posterior resultado del film, su debut, que llegó a odiar con todas sus fuerzas; desde luego, y aun con el descontento de unas primeras cifras nada prometedoras en taquilla, "El Club de la Lucha" serviría para zanjar las cosas entre Fincher y la productora.

Con voz firme aunque autocompasiva, "Jack" (¿es ese su verdadero nombre?), incapaz de dormir y con un trabajo que no le satisface, nos narra la mala experiencia por la que está pasando. Para detener el insomnio no se le ocurre otra cosa que asistir a varios grupos de terapia haciéndose pasar por quien no es; más tarde se cruzará con Tyler, un tipo extravagante y pintoresco que vive según sus propias reglas y trabaja fabricando jabón, y de su amistad nacerá un club de luchadores guiado por las particulares ideas de Tyler sobre la sociedad y el ser humano...sin embargo, todo empieza a descontrolarse: el reducido grupo se va transformando en un revolucionario ejército dispuesto a romper las cadenas del materialismo, el conformismo y el sistema clasista.
La voz crítica y denunciante no puede expresarse de manera más obvia y rabiosa. Deambulan resignados a una monotonía asfixiante mientras su vacía existencia se ve condenada a los valores del consumismo; esclavos de una sociedad cínica, corrupta, artificial, que no espera absolutamente nada de ellos, que no sabe que existen, y de la que sólo se pueden sentir parte ocultándose tras una máscara que anule su verdadera forma de ser. Cuando una sociedad se encuentra subyugada a tal opresión, ¿cuál es la única vía para aplastar toda esa hipocresía y dejar escapar toda esa furia contenida? Pues ni más ni menos que la violencia, visceral y genuina, la que va arraigada a nuestros más primitivos instintos.

Fincher nos introduce en el corazón de una violenta terapia de autodestrucción y regeneración cargada de humor negro, trepidante acción, retorcida intriga, enfermizo romance y mucha reflexión, manteniéndose fiel al espíritu de la novela y tomando de inspiración otras obras de similar temática y oscuros personajes como "Rebelde sin Causa", "Taxi Driver" o "El Graduado" (también diría "Teniente Corrupto", "Asesinos Natos" y "Un Día de Furia"). En el aspecto técnico hay elementos que rozan la perfección como la puesta en escena, el frenético montaje de James Haygood, el gran trabajo de efectos visuales, la banda sonora de los Dust Brothers o la fotografía de Jeff Cronenweth, que realza la tenebrosa y perturbadora atmósfera creada por Fincher.
Edward Norton vuelve a hacer un papel perfecto para él: neurótico, alocado, irritante, reivindicativo y la mar de simpático (encontrando una semejanza con su Derek de "American History "X" "), formando un tándem de infarto junto a Brad Pitt, que va paseando su carisma y chulería por toda la película. Depresiva y muy sensual, Helena Bonham Carter, que parece recién salida de un film de Tim Burton, brinda una de sus mejores y más versátiles actuaciones, mientras que el músico Meat Loaf y Jared Leto están sencillamente impagables.

La original mezcla de géneros, el sorprendente estilo visual, ese argumento que siempre va tomando caminos inesperados, amén del tan bien definido carácter de los personajes, garantiza al espectador una experiencia sin igual. Divertida, arriesgada, satírica, confusa, descorazonadora, experimental, sangrienta, desoladora, ambigua...a todas luces inclasificable.
Puede ser odiada o amada, pero nadie sale indiferente tras visionar esta obra, cumbre de David Fincher y mito cinematográfico clave para entender la transición de los '90 al nuevo siglo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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