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Voto de Chris Jiménez:
7
Comedia. Romance Ted Strohehmann ha vivido angustiado durante 14 años de su vida. La razón de su desgracia no es otra que la famosa Mary Jensen, la chica a la que todos desean y con la que por fin consigue tener una cita en la fiesta de graduación. Pero un desgraciado accidente con la cremallera del pantalón arruina sus planes. Ahora parece que tendrá otra oportunidad. (FILMAFFINITY)
24 de junio de 2017
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¿Qué tendrá esta chica que tanto nos enamoró? A pesar de ser ese icono sexual de tiempos de preadolescencia por culpa de "La Máscara", personalmente no me apasiona Cameron Díaz...
Pero Mary sí, a mí y a todos, mataríamos por ella, y es sin duda la musa del cine de los Farrelly.

Los incorregibles y gamberros hermanos, dispuestos, como otros coetáneos, a darle la vuelta a la comedia americana a mitad de los '90; sin embargo, según parece, su todavía infravalorada "Kingpin" no fue el éxito que esperaban, por lo que contemplaban bastante negro su futuro en el mundo del cine...de no ser por una idea tan idiota como jugosa que se les ocurrió a dos guionistas (Ed Decter y John Strauss) tras ver a una profesora de aerobic desnuda frente a su ventana (¡!). Los recuerdos juveniles afloran durante un prólogo donde conocemos a un Ben Stiller más patético de lo habitual camuflado como Ted.
Los hermanos revisionan la "high school teen comedy" ochentera con cierta nostalgia, mientras el gran Jonathan Richman y Tom Larkins nos cantan, a modo de coro griego, la propia historia que vamos a ver (dando a todo cierto aire de tragedia); pero estos directores, que se distinguen por su mala uva, capitulan los '80 con el chasquido de una cremallera como remate a esa secuencia que es el paradigma del tipo de humor y la forma de ejecutarlo que les hizo tan famosos: configurar un "gag" en torno a una broma de mal gusto y escatológica y recrearse en ello y extenderlo hasta irritar al espectador tanto por la vista como por los oídos (de especial atención aquí...).

Muy difícil es no sentirnos como el pobre Ted durante este arranque, enamorados de esa chica perfecta que pasó por nuestro lado en el instituto, quizás como Mary, la "popular girl" con quien todos los demás soñaban pero, pensábamos, nadie la amaría como nosotros. Díaz se transmuta en un ideal femenino de fantasía, a la vez de carne de hueso, pues Mary es ni más ni menos que la benefactora de una comunidad, bondad encarnada, y no por ello menos torturada o invadida por las ilusiones más mundanas. Querríamos ir a buscarla como el protagonista, por supuesto.
Y la tendencia de los Farrelly de retorcer y agriar la esencia romántica a base de inmiscuir elementos perversos y tóxicos en ella se inicia con la aparición de un detective privado, el más estrafalario del país y responsable de conducir la trama a lugares insospechados (si bien el tema del sabueso que se enamora de la mujer que sigue no es nada nuevo). Entonces la película va a desarrollarse a varias bandas, todas masculinas, pivotando alrededor de una figura femenina que hechiza y manipula sus sentimientos, solo que en esta ocasión la "femme fatale" adquiere su condición de absoluta inocente por derecho propio.

Por desgracia todo el universo que la envuelve, desde la óptica de los Farrelly, está preñado del egoísmo, la hipocresía y el afán por aparentar que parece invadir tanto a hombres como a mujeres; no podría ser este un escenario más dominado por la maldad, de psicópatas peligrosos a perdedores indignos, y en general todos los personajes manipulan, traicionan o se burlan del resto de inocentes, y esta fatalidad, en un alarde de su hiriente estilo (propio de esa comedia negra que alcanzaba su punto álgido desde mediados de los '80), es usada por los directores para generar el humor, lo cual choca con la lógica, la moral y la sensibilidad del espectador y termina por incomodar. Pero lo consiguen y eso no es fácil.
Mary, imán de mala suerte, estará en mitad de todas las sacudidas emocionales, aun así incluso ella se toma un descanso de su bondad para burlarse de Ted, quien, en última instancia, parecer ser el único de los protagonistas por el que debiéramos sentir compasión, el que mejor conecta con los miedos y penas más profundas del espectador (sobre todo si es masculino) en esta sopa de equívocos plagada de diálogos frescos y chispeantes, personajes que por alocados y absurdos (impagables Matt Dillon, Lee Evans, Chris Elliott y en especial Lin Shaye) no quiere decir que no puedan ser reales, y un discurso brutal sobre una forma aterradora de percibir el amor.

"Algo pasa con Mary", que aprovecha bien su colorido imaginario, se toma a broma pero también condena el amor idealizado y lleva a límites disparatados las consecuencias de aferrarse a ello perdiendo el sentido de la realidad, haciendo de la fijación una obsesión y del interés puro acoso y enfermizo "voyeurismo" (se hace hincapie en esto desde todos los ángulos, pues no hay casi ningún personaje que no se entrometa en la vida de otro y la haga pedazos). Sólo haciendo coincidir a los locos y que, a lo terapia de grupo de "Alguien voló sobre el Nido del Cuco", descubran ante ellos mismos sus locuras, puede ser la única solución viable.
Esto da pie a un clímax memorable con esa pobre Mary sin posibilidad de escape, perfecta alegoría de la fragilidad femenina subyugada al choque de egos masculino, siendo Ted un oasis de esperanza y dignidad al postularse en rechazar su amor por el bien de otro; escarbando nos encontramos con que a esta historia la adornan infinidad de capas y detalles a tener en cuenta, que tiene a la "Harold y Maude" de Ashby (de las mejores comedias negras y satíricas que dio el cine) como principal referencia para resaltar su tono corrosivo y chiflado, e inclinado con orgullo al mal gusto.

Y al fin y al cabo, como también le sucede al cine de Kevin Smith, ello no es sino el envoltorio controvertido e incorrecto (el 99% de las bromas, diálogos y situaciones son inviables hoy día) que deliberadamente recubre a una de esas empalagosas historias románticas que tanto nos alegra el día porque, a pesar de tantas vueltas, va a terminar como suponemos.
Al público no le importó y respondió en consecuencia, alzándose, tras arrasar en cines y salvar la carrera de los hermanos, como uno de los títulos más exitosos del momento y estandarte para la comedia que iba a dominar en el nuevo milenio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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